Nuestro amor era un nido de marejadas,
el viento que despeinó tantos pasos esquivos,
luces y sombras en cada despertar.
Nuestro amor era mi fuerza que se debilitó
ante el viento de la vida,
luna manchada de nostalgia
que herí sin querer,
sólo porque ansiaba ver
que había más allá de las estrellas,
y entender lo que era la felicidad
de la que hablaba el silencio.
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