miércoles, 20 de diciembre de 2023

Aunque no lo sepas



Aunque tú no lo sepas,
‘huida’ es el nombre
que le dí a mi desesperación,
esa que me llevaba a ti
circularmente.

Aunque tú no lo sepas,
quise limpiar el gris 
del arcoíris de mi vida
por verte venir,
he ahogado mis penas en tequila;
fui poeta de botas rotas
entre vidrios del recuerdo.

Aunque tú no lo sepas,
amo los aeropuertos nocturnos
en invierno,
cuando el frío al otro lado
hace que duermas abrazada a otra persona, 
y yo por los dos, 
-por el mundo que aún no conozco-
giro la esquina de un papel
para trazar mi historia en otras tierras lejanas.

Aunque tú no lo sepas, 
sé que este breve instante, 
de ser tan cercano e imposible
te hizo desesperar, 
reina de las barras de bares, 
paria de guitarras de rock and roll, 
aunque tú no lo sepas
en el olvido
también existen nuestros cuerpos
flotando, como astronautas
en la inmensidad del espacio-tiempo

Aunque tú no lo sepas
mis anhelos desfallecen 
en la belleza perdida
en la búsqueda desatada del viajero;
del loco,
que con una brújula encontró por la Ciudad Eterna
una historia que el tiempo
dijo, - ya no, pasó la hora.
Y tú, morena, no sabiendo qué
reloj de sol mirar de todos 
los que te alumbran,
maldices el tiempo que te adora…




Amor y romA

 



Roma o Amor, qué más da.

Desde el Trastevere tiende ropa una mujer
entre piedras milenarias color rojizo, 
y las mesas de las terrazas 
bordadas en cuadros de color blanco y azul
sostienen este vaso de vino,
mi libro de Bertrand Russell
y tu boca sedienta 
que como una sombra de recuerdo
muerde todavía mi labio superior.

Amor o Roma, qué más da.

Los fantasmas de gladiadores 
fantasean con los conserjes de noche, 
camareras a las que idealicé
me sonríen y no sé bien
si es por mi soledad 
o por la valentía de aguantarles 
la mirada.

Vuelvo al hotel, se hace tarde
es diciembre 
hace frío,
y escribir es una vocación 
que ni me a dar dinero, ni prestigio, ni me va a devolver 
a tus brazos.

Paseo, me pongo el sombrero.
La Piazza Navonna, sigue como hace ocho años que la visité, 
cuando conocí a Silvia en mi viaje a Venezia, 
sigue como hace dos mil años, 
-pero qué más da la historia...-
si ella tampoco está, 
y queda una eternidad para olvidarla
o para encontrarme con otras
que se pregunten

de dónde salió el extraño peregrino
que aúlla en silencio al alba?

En la Fontana de Trevi los instagramers hacen su oficio
mucho mejor que yo colgando estas fotos 
y estos ridículos versos, 
la rubia está buena la verdad, 
como mi helado a 5 grados
que se derrite.
Me derrito, y huyo para seguir respirando.


Desde el Hotel en Termini oigo
los trenes partir, las prostitutas fuman 
y me piden fuego,
entre laberintos de calles oscuras
sólo algunos faroles tintinean 
como luciérnagas de paso.

Mañana en San Pietro, mi alma buscará
la rendición de ángel o diablo
que juzgan siempre otros, si amor es el dios
que pone el destino a los pies de quien te abrazan
y camina hacia ti cada día.

Roma o Amor, qué más da.




Loko

 


Estoy loco, sí, pero por ti, 

ya lo cantó Quique González en su canción, 
como yo lo escribo en mi poemario
que nunca lees y te recito cada día.

Estoy loco por ti, 
quisiera ir a tu oficina y arrancarte la blusa
para recoger las flores presas en tu sujetador
loco con los papeles que perdí, 
y tú cuestionas si esta locura puede ser peligrosa (…)

tal vez sea la única forma que se tenga de amar y sentir
en este mundo de likes reprimidos 
y miradas que quieren ser el subtítulo
a escenas tórridas en los baños de los bares
y los backstages donde la punta de mi lengua
jugaba a resbalarse con la primera arruga húmeda
de tu clítoris.

Otros tiempos, loco, sí.
Ángel maldito, canción de amor
que viaja en carretera,
Roma en la maleta, y tu tentación
baja resbalando como lágrima de deseo
por las piernas.

Estoy loco, sí, pero por ti, 
por la vida, por perdernos
en la autopista esa que dicen que recorre
Latinoamérica como nuestras venas, 
o perdernos por el tren 
ese que cruza Siberia
para acabar con todas las guerras, 

Loco, al que temen o ya dan por vencido, 
loco que venció a la muerte
si encontró en un poema la eternidad
del olvido, 
loco que fue gitano bueno en un barrio malo, 
que fue universitario torpe en una académica lección, 
que fue paciente sin paciencia en un hospital, 
y oficinista en los sueños que renacen
de nuevo;

y recoger las flores presas en tu blusa
que vibra al sentir mis versos por dentro
y las onda como en un mar
afloran en el exterior
para que nos abracemos el alma
como dos locos más en el manicomio de la vida
capitalista, material y mezquina
que pudimos cambiar con el beso nuestro.



Entre el deseo y la realidad


Entre la realidad y el deseo,
-y cogerte con vicio-
mientras pongo detrás de tu oreja el flequillo
que se te desordenó, 

entre el deseo y la realidad,
la estrella fugaz del orgasmo
que fue la puerta
a este recuerdo perpetuo que llaman amor
el que nos condena a perseguirlo,
así como nos libera para ser un poco más dioses
que humanos, 

mientras a esas horas en las que te persigo
como gato que busca en celo
soy bombero entre tus piernas
eres néctar para la boca del oso.

Jugar entre las sábanas;
entre la realidad y el deseo, 
cuando te quedas abrazada a una duda
después del fin de la hambruna, 
y no sabes bien qué hacer conmigo, 
tal vez yo te haga poema para rescatar lo perdido
y ambos en nuestras vidas rutinarias y sucias
recordemos como niños
lo limpio que fue
entre el deseo y al realidad; 
follarnos sin más moral
que ser animales sentimentales
y Kamikazes enamorados.

Entre la realidad y el deseo.



Estratega

 

Estratega, Kasparov, marabarista del viento,
artista sin pincel, Taras Bulbas en lid, 
Pelayo, disperso que unifica, 
Quijote de nuestra época.

Pedro Sánchez.



Historias

 

La vida está hecha de historias
y las historias de palabras,
las palabras de significado
que tocan a la razón y el sentimiento,
la vida es una montaña de arena
en las dunas de la luna, 
la vida es el ajetreo poético
del tiempo, 
que te quita y te da.



Caminos

 


Los caminos que uno debe transitar,
hace que la vida no sea la maravilla 
que nos prometieron,

el miedo hace que te sometas
al capital, a un dios, a ti mismo…

Llueve fuera, y en mi corazón hay charcos, 

soy un forastero en terrero propio, 
la ruta de los misiles que van directos
a las venas del tiempo

hacen que florezca la ira
a aquello que nunca conoceremos.

Te vas a la ciudad pérdida 
y encontraste la violencia de una época confusa,

La felicidad de descifrar tu nombre, 
para encontrarme con la consciencia de haber vivido
a pesar de ti, 
el desamor es -dijo Cernuda- el recuerdo de un olvido-
la pesadilla de no compartir ya, digo yo,
el propio espejismo.

El poema es trazar en palabra inmortal
caminos no explorados de uno mismo
que al releer educa el alma de quien 
lo creó para crecer, 
o del mundo. 




Magia en tus ojos


Y hacer magia de las palabras oscuras, 
luz en lo que nunca se llegó a creer 
que podría ser posible, 
y hacer fuerza en la noche solitaria
que anida en la libertad rota
cuando lo salvaje 
es la pureza
de la flores muertas que reviven
al abrir cada mañana tus ojos.

Para crecer en el intento de llegar a ser libre
por esta mísera verdad que nos aprisiona, 

cuando puede ser que la ternura sea la única verdad;

el más mortal arma con la que matar 
tanta muerte entre la gente vacía.

Y hacer magia de las palabras tristes, 
para crear guerra de paz, en la hambruna del mundo, 
destello de estrellas en un firmamento sin abriles
que encorsetan la traición de inviernos con demasiado 
sol
alrededor de la soledad del mundo.



miércoles, 13 de diciembre de 2023

Tus miradas


La violencia dulce de tus miradas
que pone en mí
tus manos invisibles
para creer que otro mundo es posible, 
más allá de las palabras

a tantas realidades tristes.

Los ojos cerrados
que se desvelan y me desnudan
con tus manos ya cortadas
por el viento
de esta fatiga que da sentido
al temor.

Y la vida es como una vela prendida
que se ve
temblando
ante al tempestad
y el desamor.




Mirando el mar

 

Mirar el mar

y que en nuestra mirada
se pierdan los océanos
de mareas y olas, 
para que la nostalgia sea el aroma, 
que se confunde con la estela
de navíos
envueltos en la espuma 
que vuelve en sí, 

cuando éramos náufragos del tiempo.

En la isla de lo encontrado, 
vivimos en el recuerdo; 
en el que los faros
ya no dejan de alumbrar
lo que fuimos, 
lo que fuiste para mí.

Y es que mirar el puerto
es sentirme 
pasajero de un horizonte 
azul, 
de la luna que se esconde 
detrás.


Mirando el mar.



Entre dos

 
Entre las dos Españas, 
me quedo con el centro de tus piernas,
entre tanto fachas 
un disparo de amor en sus pechos
para que se abra la comprensión
y la tolerancia florezca, 
esa que os falta, 
y si España se rompe
pues que se rompa antes la palabra muda, 
que ensombrecen los intereses
para que se lace ante el ruido interesado.

Dos Españas.



Compra y venta

 

En esta compra y venta
ella abre sus piernas, 
cuando se cierra el corazón, 
en esta mercancía de imagen y carne
yo te compro 
fingiendo ser malo, 
y tú siendo un poquito
mi puta, 
ofreces amor.

En esta compra y venta 
de poema rotos
antes de ser entregados 
a la camarera morena 
de Radio City,
que amé en silencio, 
me cansé de todo lo que vende 
el futuro, 
si me enteré que lo que se consigue
con el engaño
la fuerza no llega, 
que esto es un maldito teatro, 
en tiempos de preguerra 
y Cupido una ceguera
en la luz de nuestra mirada
que anhela, que te sueña.



Aprendí a renacer


Maté a mi propia muerte
hice enloquecer a mi propia locura, 


aprendí a renacer
y revivir la vida, 
y encontrado en los labios 
de una musa argentina, 
me balanceé en el vaivén
de la batalla que ambos librábamos
con mucho amor 
por salir adelante.




La música del alma

 
La música del alma, 
canto al alba, 
amor de dios,
de la madre que enarbola
el pan y la lucha de cada día, 
el quehacer obrero de ser
en la desdicha, 

Un velero perdido
en el tiempo herido 
que se salvó al amarnos tú y yo.




Aquella tarde

 

En la Mezquita arrinconada
en el olvido
encontré tu mirada,
al no ser yo mismo
por el pecado
de volar sin alas, 
entre laberínticas calles

la muerte vive, 

el silencio calla, 

y mi sueño ampara los ojos fieros
que no claudican 
ante el tiempo

y su guadaña.

En el mar de Rabat, 
los niños juegan y se bañan 
en diciembre, 
visito bares donde los camareros
cerraron las palmas de las manos
en la boca de sus amantes, 
y para ser libre
tal vez sea tarde, 
como pronto
en el tiempo en el que fue eterno tu beso, 

y mi abandono 
en la media luna que bañó 
de oro aquella tarde.

Aquella tarde.



Tanta poesía

 
Tanta poesía, 
y demasiado silencio inundan mis días, 
al amparo del apaciguado desvelo, 

tanta bohemia
que soy el único 
vivo en un mundo de muertos, 
que me enseñaron a sentir con el alma rota, 

Si pudieseis ver lo que esconde
la sonrisa de cada uno (…)
tantos traumas y dolores
inundan de silencios
esos días
como los míos,
pero yo les hago poema
soñando hacerles amor 
por la vida.




Créeme

 

Créeme si sólo entiendo
la lucha sin el amor
y el amor con la lucha, 
ahora me que hicieron
un siervo del sistema, 
es buen momento
de volver a empezar.

Créeme que me derrumbo 
en el tiempo
en el que la eternidad 
izó mis alas de fuego.

Créeme 
en esta mentira 
que es el tiempo, 
en el que estamos solos, 
y la soledad
al amor 
nos clama.




Aeropuertos


Te quiero
pero me esperan

más aeropuertos.


La poesía que nunca te escribí



La poesía que nunca te escribí
empezaba como ésta, 
hablaba de la luna en tus pupilas, 
eclipsando el jardín de las dudas
que ronda por mi cabeza, 

seguiría contando todo
lo que nunca te confesé, 
porque ni yo mismo
sabía que guardaba
en la sombra que me eclipsa, 

y llegaría a dormir 
en tus manos de papel
para contarte a ti
todo lo que me inspiras.

La poesía que nunca te escribí, 
empezaría así, 
como un secreto
que arrasa a tanta mentira.

Tú, que eres poema invisible,
que roba a las palabras
la magia,
nunca me atreví a escribirte
este torrente que yo siento...

La poesía que nunca te escribí.



Un poeta

 

Un poeta es un soñador
que no dio por vencido
su sueño, 
un poeta des un ruiseñor
que canta con la tristeza
de antiguos tiempos.

Un poeta puede 
cambiar su mundo, 
si no siente el temblor de los demás, 
insomne, ciego.

Un poeta
camina en soledad
y le acompaña
las canciones
que escribió el alma
del desaliento.




Alguien

 

Seguro que no encuentras
a alguien como yo, 
entre tanta gente igual, 
siempre quise ser libre
de cadenas, 
en esta prisión, 
y sentí el amor
entre las ruinas
de la ciudad.

Y ese alguien
dibuja tu desnudez en el papel, 
que habla inmensidades
para la posteridad
de la nada, 
se cayeron los mitos
en cada una de las barras
de los bares, 
y el halo de melancolía
muestra nuestra vida 
cansada.



Llegar a tiempo



En este mundo tan injusto,
tal como naces
te condicionan el vivir, 
y la libertad es un slogan
por ser esclavo,

En este mundo tan injusto, 
la llave para todo
la tiene el dinero, 
más que el amor a la Verdad, 

El dolor se vio acorralado
entre tanto miedo, 
y muerdo el sable 
que me mata
cuando a la cita 
de mi muerte
entre psicosis y psicosis, 
olvidé

de llegar a tiempo.




Sueñas con el sol

 

Sueñas con el sol
en tus noches de frío,
escribes una frase 
que se rebele contra 
tanto olvido.

Y vuelves a viajar,
a ser más ángel 
que humano, 
a transitar por las alturas
ya sea para saludar
al dios del amor
o para encontrar 
a alguna gatas 
que maullé mi futuro nombre.

La ilusión se mezcla con los paisajes, 
y los habitantes del pueblo, 
éxtasis de lumbre
en un cerrado cielo.

Sueñas con el sol
en tus noches de frío, 
escribes una frase 
que se rebele contra
tanto olvido.



Ahora se manchan las aceras

 

Ahora que se manchan 
de dolor las aceras, 
que miramos el planeta desde la compasión, 
y no la lucha, 
ahora que el ego brama, 
y la luz de las estrellas
no cunden con el ejemplo
en la distancia de la bruma, 

Ahora bebo de la lava del suburbio
en los peores bares
y pierdo, tan golfo, los amores 
que creí haber conquistado antes
en nuestro distraído desazón 
de fin de semana, 
de inicio del final del mundo.

Y es sólo dar la vuelta
a la mañana
para ensayar con mi guitarra
el lamento más profundo.

Ahora.


Buses nocturnos

 
Siempre he creído 
que hay algo romántico
en el cruce 
de un autobús nocturno
que pasa de largo
en los paradas 
de los fríos polígonos
del extrarradio.

He llegado a escribir mi número
en la servilletas de las posadas,
y esas cifras contadas 
eran el retrato de una ausencia; 
de las camareras y antiguas azafatas
que me recuerdan 
los tórridos momentos 
de un pasado
de mojadas sábanas
y y la llama incandescente 
de besos helados.

Siempre he creído
que tu sonrisa 
es la impostura más bendita 
de este planeta 
extremadamente cálido
y lleno de violencia, 

tú;
bendita impostora;
maldita realidad (…)

De una sociedad sin alma, 
de mi soledad sin mi alma, 
cansancio profanando
nuestra esperanza, 
botellas sin mensaje dentro 
que anidan en el 
naufragio por el mar.



El planeta

 

El planeta se derrite 
como un terrón de azúcar en el café, 
como hielo en tu copa, 
el planeta naufraga entre alaridos
de especies muertas, 
y tú preocupado por el partido
cuando se lleno de ceniza el futuro, 
y se marchitó la flor del oxígeno 
que exhalamos en este último
suspiro
que vendrá pero nunca llega.



En tu sombra

 

Me perdí en tu sombra
donde la luz de mis nochess
se fue por un sendero
de desamparo;
lucífugo ayer que me alcanzó, 
antes del alba

después de tus labios.


Cárcel de libertad,
libertad de recorrer distancia
eterna.



Hay demasiado



Hay demasiado cansancio y pesar
en las luces del bar
en el que te amé, 
hay demasiada tristeza
y rutina en los labios
que besan por besar
que rezan sin saber
donde reside la flor del primer amor, 
donde las olas se confundían 
en una ciudad sin playas
y los ojos miraban como colibríes 
alzando el vuelo al levantar nuestras 
pestañas, como dardo el alma,
para vernos el rostro, 
sin saber que lo que veíamos 
es en realidad 
el ángel que reside en nosotros,

tras el espejo de ambas pupilas 

cansadas, 
tristes, 
resignadas

                                               y llenas de amor.






Pisando banderas

 


Qué corto se me hace el viaje
de tu cuerpo leve junto al mío, 
rayo de etrenidad 
en el suspiro 
de morir o amar, 
dulzura de ángel herido, 
cicatriz de luna, 
que tiene frío
en el cielo que habita por los dos.

Qué corto se me hace el viaje,
de mi fe ansiosa
al palpitar de los viajeros
sin edad,
en el muro del tiempo, 
trenes que se cruzan 
por la quimera de ser libres, 
y no saber donde reside nuestra historia
rota,
sedienta.

Y la mirada cuida
aunque también puede ser 
indiferente ante la injusticia, 
lloro mientras duermo
y de los tréboles de cuatro hojas
mi destino recoge 
sus tallos frente la media luna
de un país con tu nombre
pero, maldita sea, 
una bandera impostora, 
-como todas-
en el asta.



Se van

 
Se van las luces de la ciudades
y se enciende el alma del viajero
que ama.

Arcoíris de color gris, 
mantos de estrellas caídas, 
días de la razón que el sexto sentido
pisotea en mis botas
en banderas y horizontes.

Disipo brumas,
entre nubes de alquitrán, 
y  vehículos que relinchan 
alrededor de la tarde perdida, 
cuando vive la muerte 
y sueña la amargura
de nuestra alegría 
en cada viaje.



En aquel cine

 
En aquel cine éramos dos almas, 
alrededor de todas las galaxias 
que meroneaban 
por las calles y bares, 

Y nunca es sufciente 
porque teniéndote 
siempre fuimos más, 
porque el temor no basta con el amor, 
y fuimos dos
en ese cine aquella vez, 
quedan en el recuerdo que es el latido, 
de tantas veces olvido, 
del demasiado tarde, 
para rescatar la luz en el mundo
que cada cual eclipsa.



Minuto 90

 

La luz de la noche 
desenmascara la ausencia de este vacío, 
-me habla de vos-

Mientras confórmate con jugadores de segunda
yo soy especialista de marcar gol por la escuadra 
en el minuto 90.



Ella

 

Ella tiene heridas en el corazón, 
por eso no cree en el amor, 
las flechas son miradas 
que se cruzan, buscan  
y no encuentran nada.

Porque ella no cree en el amor, 
tiene heridas 
en lo más hondo de un sistema
que la engulle, 
y el miedo juega un papel
fundamental, 
se conformó a entregarse 
a quien menos daño podría hacerle, 
y aquí me quedo yo, 
con el vértigo suicida, 
de gritar su nombre al borde
del acantilado, 
y su vida rendirá cuentas
de los sueños cumplidos, 
por no tener valor

El destino se queda en la constelación 
de sus pasos controlados 
por el miedo al amor.



Madi

 
El mundo se rompe
pero si me das una sola mirada tuya, 
puede que vuelva a renacer,
solo quiero decirte, Madi, 
que eres preciosa, 
que contaría cada lunar tuyo
que eclipsan la luna.

Tu pequeño cuerpo
es la silueta que encaja 
perfectamente con el deseo mío.

El mundo se rompe 
pero si ya después 
de tanto tiempo 
no existió el olvido, 
te regalo el corazón, 
lleno del fuego dulce
de nuestros cuerpos
mecidos.



Leyendo a Lorca

 
Aquí me tienes,
leyendo a Lorca, 
mientras escucho a Extremoduro,
en esta tarde de diciembre, 
en un mirador de Meknes.

Y mentiría si no te extraño, 
pero no te echo en falta tu sexo, 
sino tu bondad
en un mundo demasiado salvaje.

La vida es un trébol
con las hojas arrancadas, 
indiferencia para que no nos afecte
el frío del temporal;
ya no me fascina 
tu luz que me cegó.

Un grano de sal escondes
bajo tu falda, 
quién pudiera respirar
tu vientre lleno de vida?
De tu sexo al despertar (…)


De cada viaje

 
De cada viaje 
robo el sueño que tuviste, 
me mezclo con el cielo y el paisaje, 
con el fango, 
mis pies se anclan en lo hondo, 
a veces en lo oscuro, 
de no saber ser libre 
si no me despojo 
de tanta ruina;
de ti.



He viajado

 
He viajado tan adentro mío, 
que lo reconozco, coño, 
me perdí, te perdí, 
de casi me vuelvo del color
invisible de la vida, 
aunque sé que la existencia es eterna
mientras duró tu mirada
triste mientras sonreías.

Compartiría mi lado más salvaje
por un beso tuyo, 
mi lado ese, 
que a nadie doy, 
pero me estrellé
contra mí mismo,
colisionaron dos planetas, 
y el mundo creo un terremoto, 
suspiré y se levantaron olas, 
cuando me sequé 
las lágrimas los desiertos
fueron un manto en la ciudad
sin nombre.


Los poetas

 

Los poetas
son carpinteros 
de los árboles de la vida, 
relojeros de un tiempo
que se fue, 
amantes de las mujeres
que se dieron por vencidas,
y se fueron con otros, 
presos de una cárcel
que lleva tu piel.

Los poetas son médicos
de las heridas del planeta, 
soñadores de un desvelo
que no pasó,
los poetas nadan en un mar
sin sal, 
en el océano del ayer.


No todo se vende


No todo lo puede el dinero, 
mi corazón no se vende, 
antes me verás en un hospital
que a la suerte de quien roba
lo más bonito y tierno del mundo.

No, no todo el dinero lo puede, 
no se vende mi bien más preciado, 
la dicha de  ser un desgraciado
en un mundo de infelices.

No todo se vende.

La primavera fue eclipsada
por tanta tristeza, 
se compran con lo material, 
no existo si no me das, 
y no recibo más bienes
que el dolor
de la alta suciedad.



Canto

 
Canto herido, 
peregrino de viva voz, 
que muere en la luz incandescente
de un corazón,  
con la esperanza intacta, 
después de los arañazos en mi espalda
de una mujer dolorida, como la vida.

Trotamundos que viaja 
alrededor de la intuición, 
de la piel y la sombra, 
de aquel te quiero
que dejó huérfana
la desesperación
que obsequio con los besos
que no supe darte.



Mi dolor reside

 
Mi dolor reside en tu risa, 
poética brisa que a primera vista
me dejó ciego, 
el amor es el nombre de tus ojillos
llenos 
de verdad desnuda, 
que desfallecen en cada suspiro,
para recuperar la vida 
que se pierde en cada paso, luego.
 
distante y ausente 
en nuestra presencia
que se pierde 
tras la pena 
de que estés y no te vuelva 
a ver más.



La historia



La historia está por andar, 
yo que he dado demasiados pasos
por ser valiente, 
las cartas las tienes tú, 
cuando vendrás a comer conmigo
fresas verdes?
La vida es un juego
que arde en este fuego 
a la espera del fin del mundo.



Big ban

 
Tengo todo el talento
pero a veces acelero
y me estrello
en el Big Ban de mi propia existencia.



Lo único

 

Lo único que sé
es que no existe la nada, 
que este vacío
me habla de ti, 
con la voz de lo que no tengo, 
lo único que sé es que huyo
para encontrarte luego.



La luna en el horizonte

 

Luna,
alma gemela,
hermana de mi cicatriz,
se agotan los meses,
los años, los poemas, 
y pidiéndote perdón, 
te agradezco mucho lo que fuiste
para mí.

Luna,
equilibrio de herido corazón, 
beso al aire, 
sueño de Cupido, 
mi destino es recorrer el mundo
y verte feliz, 
porque si no lo fueses me falta algo, 
no sabría cómo luchar 
en medio del camino.

Luna, 
fuiste y serás
el arte del cosmos, 
con tus pupilas de niña,
crezcamos hasta ser luz, 
que alumbra la cara oculta
de cada estrella
en el cielo escondida.



A veces

 

A veces el peón ganó la partida;
el más débil no se cansó de dar 
batalla.

Te quiero y no sé qué opinarás, 
ni me importa,

tú, 
mejor dedícate a entender
porque acabas 
con el mismo 
pero cada vez de distinto rostro
que viene 
te besa, 

y después
no sabe tratarte bien.



Tristes, tristes

 

En este país va mal Internet, 
hay ratas,
y nadie me escribe.

Pero soy feliz.

Este país es una esquina 
recortada de un calendario de siglo pasado, 
todas las mujeres 
se fueron con otros, 
y me quedé sólo, 
agarrando un vaso de agua con gas, 
en el mismo bar donde te desnudé.

Madrid, próximo destino
que todos los poetas 
cuales relojeros de corazones rotos, 
fingen (porque todos fingimos)
para su puto interés, 
hasta que me dí cuenta 

que tus lágrimas eran reales.

No confundas follar con rozar genitales
porque a veces no te toco, 
ya lo sé, quiero estrellarte
en mi pecho celestial de Universo
de constelación 
del hombre que pasea entre Mezquitas, 
Sinagogas y aeropuertos.

No confundas sexo;
eso, 
que puedes hacer con cualquiera, 
con el arte de quien quiere en la distancia
como yo, en otros continentes, 
así lo hagamos a 5 cm de nuestros labios tristes, 
si es que sino es amor 
la empresa, 

tristes, tristes.



Ahora es

 

Ahora es un buen momento
para retomar lo que dejamos pendiente.

Y no hablo de amarte
y no de armarme
de valor para ser 
quien quiero ser.
Lo que revelaban las estrellas
mientras yo despeinaba el cielo
(…)
Cuando te canses de ser, 
deja de traspasar tu ideal 
por lo que vendes, 
y comernos cuales sexos cansados, 
dejarte titada en el arcén sin nombre.



Te fuiste

 

Te fuiste pero no te fuiste.

(llegaste la inmensidad de un suspiro 
roto)
de entre tantas vidas vacías, 
que se llenaron con el tiempo

y los estragos del silencio; desengaños
e ira contenida, 
apaciguada con nuestra propia vida.

Y es que somos parte de un todo, 
que desequilibra y 
mata

del cual huimos, y me encontraste (…)

Te fuiste, y no creo
en las ausencias 
porque detrás de tu nombre
hay miles cosas
que crecen 
en el aullido de los lobos
y tu risa entrecortada.

En esta cafetería
que vertebra el llanto del mundo
a través del papel,
el lugar más recóndito
da luz a tu recuerdo, 
y es que eso nos diferencia
de los demás; recordar

-y volver a pasar por el corazón-

Eternamente

Y es que te fuiste, 
pero no te fuiste, 

(llegaste a la inmensidad 
de un suspiro roto)




Sé que estoy escribiendo



Sé que mientras estoy escribiendo esto, 
me estás mirando, 
y yo te miro a través 
de estos versos que hacen caer la tarde
en el regazo del tiempo.

Cómo cruzar las puertas azules
de mi corazón?

Y escritos coránicos entre medias lunas, 
versos tristes en ciudades Imperiales.

Sé que mientras estoy escribiendo esto, 
me estás observando, 
con tus ojos de gata herida, 
que en el silencio de la tarde, 
-esa que está muriendo-,
renace entre la maleza, 
ya cansada del amor frío, 

puede que estés buscando el fuego
de mis pupilas
que ardieron en locura, 
y ansiedad como  queman 
en mis dedos estos versos
por los dedos del sol.




Atardece en Marruecos

 

Atardece en Marruecos,
y te echo de menos, 
aunque no sé bien a quién hablo, 
sólo sé que te quiero.

Atardece en mi corazón, 
y creo que la vida 
más salvaje 
es la de perderse 
y encontrarme en tu sonrisa perdida
mientras tanto verte desde 
la ventanilla de un avión
diminuta 
como enorme 
en este el mío puro corazón, 
por ti.

Atardece frente la puerta azul de Fez, 
y soy un alumno más entre tanta gente,
esa que está aprendiendo a vivir, como yo, 
gente que tropieza 
y sigue como gran victoria, 
gente que apaga su deseo 
con la resignación 
del día a día, 
soy un alumno más, 
de tu amor callado, 
de mi vida 
sin privilegio ni condena.



El amor vuelve


Cuando es de verdad
el amor, 
vuelve vuelve, 
más fuerte todavía, 
cuando es libre de miedo, 
vuelve con más violencia, 
dulce, expresivo, 
como haberte visto desnuda, 
aún con ropa, 
sin los temores que nos visten, 


Y nos quemábamos 
en las habitaciones 
con puertas abiertas de mi castillo
en las rejas de calle melancolía.

Robando la fruta prohibida 
de tu sexo bajo el mío.



Vente

 

Vente al paraíso que creé de la nada
porque en la nada hay vida, 
como cuando no te conocía
y caminabas con mis huellas
y te besaba en otra piel.

Vente a este país 
del cual no recuerdo el nombre, 
en cada vuelo de un avión 
pídeme el deseo de amarnos
como animales, 
en el desierto, en el mar, 
entre la gente vestida con sus miedos, 
en la sangría de víctimas
de un sistema tan cruel 
como el no tenerte, amor, 
como este soñarte en silencio,

Iremos en carretera,
si estás a mi lado
en este mundo insoportable, 
en el que quiero hechizar con la magia
al peregrino que se quemó
los dedos con la alquimia,
de vivir lejos, tan lejos
como la imaginación alcance, 

vienes?









Libertad

 


Libertad, 
tan clara y tan difusa, 
tan mía y tan lejana, 
te busco y no te encuentro, 
más que en un camino 
incierto
hacia donde al final, 
reside el paraíso 
del sueño jamás
acariciado, 
la libertad es crecer
en el curso de un viaje
sin más, 
lucha con la espada del arte, 
de hacer especial
cada día, 
que mueve y renace la libertad
tan peligrosa
cuando el colectivo
carece de la responsabilidad de ser, 
divina 
para no ceder 
a los deseos de los demás, 
y naufragar al rescatar 
perlas perdidas, 
de gritar
al borde del abismo: Libertad.

Libertad que da certeza a lo inabarcable
cómo poder nombrar el mundo y abrazarlo, 

es decir lo inefable
que todo el mundo te conoce bien 
pero nadie en realidad 
sabe lo que es.



Cuando

 
Cuando nada queda, 
más que perder lo encontrado,
y no ser más que nido de espadas
en el enjambre de tus manos.

Cuando nadie te espere
en cualquier estación varada
de tiempo, 
me querrás por lo que no tengo, 
como eco del planeta
en medio del corazón 
que nunca te conté.



El tiempo


El tiempo queda anclado 
en la poesía
de los que han soñado un mundo de paz, 
porque estar sólo pertenece
a las almas libre,
esas de las que están hechas de sueños.


El grito

 

El grito del cielo,
de los desterrados de la paz, 
ella era especial
como el sueño
que nunca alcancé.



Tengo miedo


Tengo miedo de perderme en tus ansias de no ser, 
-en mis ansias de no ser-, 
en perdernos en un instante fugaz que es la vida
intentando entender
lo que nadie creó entre tanta gente 

Soy el vacío que se llena
de la sombría luz
de esta desdicha contenta 
con besar lo que no existe
perseguida por el velado silencio
de nuestro nombre


6.

 
Brisa y enredadera; tu cabello, 
búsqueda por vivir, 

paraíso extraviado en la frontera (…) 

al otro lado de aquellos labios de sangre, 
de afluentes extraviados, 
el viaje infinito empezó
en nosotros,

y acaba
en el recuerdo roto de los inicios,
                                                                          y el destello de miradas ciegas.


5.

 

Alma negra que no atiende mis suplicas, 
dios de la culpa, 
ansia de libertad osada en las manos frías de Prometeo, 

Ojos como yagas de volcán.

Rencor, en los por qués agónicos
de la inmensidad que nos grita.



4.


Ella era tempestad en pleno candor,  
amor y marea, 

sonreía, agazapada en el auxilio, 

Ella era la gitana que soñó conmigo romance de Lorca
en un mundo ajusticiado.

Tenía en cada pestaña el rosal del tiempo, 
en su regazo, el dolor de la humanidad
palpitando una huida

ella era mi hoy en el pasado,
era nostalgia ardiendo tras cada paso, 
y cuyo horizonte 
se achicaba de deseo, de nuestro afán inefable y roto.

Ella.



3.


Poesía como artificio de luz, 
como resorte de niños yunteros
que alzan cercenadas sus manos, 

y cuando nada quede, 
quedarán los trovadores de tiempos remotos,
los que con sus ecos 
esparcieron en el porvenir, la poesía; 
pan del pobre, 
luz en la carne, 
osamenta alrededor del vacío.


2.


El pueblo guarda la nostalgia
de aquella muchacha que tuvo que abandonarlo todo
por el vacío de edificios y estiércol de metal,
promesa de lo que nunca tuvo;

inmigrante del tiempo y la hojarasca.

Su pueblo se quedó 
huérfano en domingo,
noria que péndula en el tránsito
de parques e iglesias de piedra, 
que al languidecer el día

morirán nuevamente en silencio

como la mujer que en su memoria guardó la flor 
dejada por sus pasos.



1.


Nuestro dedo trémulo
habitó sin coraje la luz,  
rumor de lunas rotas acechan el cielo, 
silencio de muerte agónica
en las aves que sobrevolaron
la despedida 

nuestro miedo, 
                         tu amor.



jueves, 7 de diciembre de 2023

Sin tener más que tu nombre

 
Sin tener más que tu nombre,
me perdí en el carbón de tus ojos,
has bautizado estos versos
que son luz para el ciego
y libertad para este loco.

Te encontré en este bar
y dí con tu sonrisa en la mirada,
chica que observas tras la barra
dándome luz 
con los gestos tuyos soñadores (...)

Quién no se hubiera atrevido 
en saber qué hay detrás?
Quién, viendo su triste destino,
no hubiese perseguido 
una constelación de estrellas
tras tu falda al caminar.

Así que, muchacha,
con este poema me despido,
te ofrezco todo lo que soy,
yo tendré que saber que 
tras tu cintura sale el sol,
que tú fuiste mi sueño
y los sueños


sueños son.






domingo, 3 de diciembre de 2023

Mientras dormían los tristes

 

Y te vi amar bajo las estrellas,
cuando éramos un abismo eterno
en nuestro dolor que se esparcía
tras aquel gemido de Universo
alentando a los deseos imposibles
como nuestros orígenes

salvajes... incomprendidos.

Y te vi amar sobre mí,
tortando cual jinete que
se sacía del vacío del mundo,
si es que todos somos levedad,
aquella vez huímos 
de nuestro propio latido 
lleno de vida.

Y como ideal de tu perfecta
imperfección,
volver a morder cada uno de tus pechos,
recorrer el azúcar de tus pezones (...)
empapados del goteo del sudor de aquel verano perpetuo
-tan parecido a este-
y hacernos dimensión
en nuestra breve sonrisa de soñadores
que se toparon con la realidad
de que a veces las cosas no son
como imaginábamos.

Y te hicé reina con el beso 
que me coronó de dios antes que de loco,
pues no he tenido mayor viaje en esta vida
que cuando desguacé mis alas en tu nido,
nostalgia en tu carita de forzado olvido,
bonita como ninguna,
ya ves, tú,
fuiste la que sabía mejor bailar y diste
conmigo, el más torpe...
aquel tiempo eterno de rayo de paz;
de borrachera en la Valencia
donde dimos luz a la noche
mientras dormían los tristes.