Si no aceptas que el amor
es la
mayor mentira que merece ser vivida,
no
admites tampoco que la muerte
es tiempo pactado
es tiempo pactado
donde se ahorcan Romeos y Julietas.
Si no
aceptas que la traición es el mordisco en el cuello de él,
y la
resignación los labios ardientes de ella.
En este
rompeolas,
nuestras
manos se sacrificaron por el absurdo de sobrevivir,
y otras
miradas de desconocidos como brasas encendidas
dan luz a
lo lejos
a estos
barcos sin rumbo que son nuestras vidas.
Acepta al
menos que estoy aquí,
¡ríndete!,
las dunas y el sol de tierras lejanas
abren
ventanas a la esperanza tenaz de estas horas fratricidas,
y en la
tumba de nuestro Ahora solo flores ausentes creen en el sexo,
tan
hermoso como tus ojos al abrir el sol cada mañana.
Si no
aceptas que el amor
es la
mayor quimera que podemos alcanzar…
¡camina
conmigo!
Sirena
del Nilo,
que
tropieza con la inseguridad de saberse tan deseada como sola,
acepta
que soy el que mejor miente, sin besar…todavía.
Amor,
tú
naciste en el Sur,
conociéndome
en los trasiegos de Avenidas,
y
prejuicios con el sumario juicio de un libro de versos bajo la almohada;
me
hallaste en la población de vehículos y diarios,
pero yo
ya no estaba allí, estaba en tu memoria imposible,
tú como
pasatiempo tenías al deseo,
bailabas
a media luz en la Patagonia del fin del mundo,
con el
abrigo puesto.
Amor,
eres un
árbol en el desierto donde nos conocimos,
eres la
palabra mejor no dicha…
(ja
que no hi ha res al meu voltant, deixaré de creure en el destí)
tropezabas
indiscreta con la llaga del mundo,
resoluta
en senderos tristes,
en egos y
horarios fijados,
hasta que
me conociste,
en aquel
mismo lugar donde nunca nos encontraremos.
Amor,
eres un
ángel
…qué sé
yo…
eres la
luz fugaz que bajó las escaleras en Blasco Ibáñez,
eres
otros dedos que repican tambores en mi espalda,
la
nostalgia de ojos risueños,
que de
tanto soñar han perdido la vigilia por la realidad
y de
tantas posturas como maniquíes
fuimos
adornos para quien nos compre.
Amor,
te
cierran la boca con un beso o un salario “digno”,
y yo
cerraré el último bar en El Carmen,
una
canción, Flor o Malena, me dice que esperaste
demasiado
cuando
yo, huérfano a los 11 años y con la camiseta sucia de tomate frito,
dejé de
jugar con muñecos para emprender con una bicicleta
un camino
que no tiene retorno;
alguien
me dijo que cuando preguntaste por mí,
Cupido se
quitó la venda y sollozó lágrimas de carbón negro
como cada
hebra de tu hermoso y eterno, eterno, pelo.
Amor, y
así me despido
(las
emociones con piedad nos dejan ver mejor el pasado)
ya me
volverás a encontrar en el asiento de un cercanías antes de morir
o
relatarás a los pequeños
que
tantos hombres como yo
reencarnaban
el alma en el sepelio de las novias blancas y radiantes,
eso es la
vida,
que nunca
despierta.
Amor,
Szymborska me inspiró,
tú, me
enamoras…
ya sabes
que el camino es tu pecho, son las colinas del anochecer,
recuerdos
de la belleza más arrebatadora
a primera
vista…
y para la
vida toda.
Amor
(perdone por la osadía de revelarme con la espalda, tras esta desnudez)
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