martes, 29 de enero de 2013

Vértigo de lo que nunca vendrá


¿Dime qué es este vértigo bendito;
la comisura de mis labios
empapados de esperanza?

Si soy enamorado, todo tiene sentido,
las negras amapolas, la muerte de la poesía,
si tengo al amor rasgándome la piel,
será que Dios entiende
la justicia de verte,
como si se abriese el mar entre las bocas de abismos y piedra.

¿Dime qué es esto, dímelo? (…)

Esto que mana del pecho,
el rayo eléctrico que da eje a mi suspiros,
¿será tu recuerdo imposible?
si me haces tan grande
al hurgar mis ojos con los tuyos…

Seré, si me dices ven,
seré…
jinete de luciérnaga que pasta en la luz del ensueño,
seré, si me dices ,
este torpe enamorado de corbata y pasteles,
conocedor de la extrañeza eterna,
que en mi tren roto bajo la estación, solo en soledad yace.

(…) y me sentiré derrotado al estrellarme
en calles de nubes de ceniza.

¿Dime qué es el amor?
por ejemplo, las noches de insomnio
o los días de esperar que un mensaje llegue bajo mi puerta,
ser barredor de las hojas de otoño,
y que me desees, como yo te quiero,
por qué no; seamos mentirosos…
al inventar la única ficción en el mundo
necesaria para prender el fuego,
en la verdad de tenerte cerca
y día a día, sintamos dos almas vacías de paz
que esperan arder sin nuestra luz.