lunes, 28 de enero de 2019

Amanece


La tormenta de tus labios,
se aviva con la lluvia de lo que no fue.
Tienes la oportunidad
de escarbar en mí el firmamento desde tu alcoba,
cuando las persianas eclipsen
el claroscuro
de cualquier ideal de amor.

En la pasión
como en la vida,
todo es mentira
con su justa dosis de cinismo,
ven, si después del amor
viene el amor,
que un ángel caído nos salve,
las sábanas son buen paisaje
de la nata de tu cuerpo entre mis manos,
y tal vez venga el carrusel
del silencio
tras la tempestad,

y qué más da el día después,
y qué más da que mienta si digo
que te necesito como un ciego;
hicieron tanto daño los anuncios de eternidad
a las parejas que solo querían besarse
antes de que el sudor y la aurora
perpetuasen el tiempo.





Anzuelos


Anzuelos de la nocturna y velada realidad,
sueño que te sueño
cuando despierto de soñar,
y todo es una tupida mentira
que avinagra la saliva de Cupido,
jazz a la desesperada,
naufrago a la deriva,
y en un rincón
quien escribe
yace tras el vértigo de la filosofía
del tiempo.

Ahogado en la ausencia
se destiñe el color de tus ojos
al llorar por el último beso
de aquel ave perdida,
y más allá de las fronteras
se intoxica el corazón,
vértice de los que dibujan
sombras,
té derramado de la espera,
de nuestro destino
que la vida envenenó.

Anzuelo en mi boca,
música en tu voz.










Tanta quimera


Tan imposible como la verdad,
tan lejano como el cielo,
tan eterno como lo fugaz,
tan real como los sueños.

Tan agónico como un destello,
tan fugitivo como el amor,
tan peregrino como el viento,
tan en sangre viva como el sol.

Tan trémulo como el final de los finales,
tan distante como lo que vendrá,
tan explorador como en mil arrabales
...
Eterno como un alma encendida,
como cuando explotó la agonía
tras la puerta de la habitación,

tan solitario, tan entre multitudes

que se acaba lo que empezó siendo revolución.




Luces apagadas


Conociste la fugacidad en unos labios,
el deseo de escapar por las hélices de un avión,
conociste el dolor tras tus pasos,
cansados,
rotos, nocturnos,
mientras se escribía la historia
desde una estación.

Conociste el abrigo
en las alas de las aves
sin camino de regreso,
y si suplicaste consuelo,
lo llevas por banderas
en las luces apagadas
de cada boca de metro,
en cada analgésico con forma
de corazón.



viernes, 25 de enero de 2019

Es enero


En un sueño yermo sabrás de mi existencia.

Es enero y parece que el carrusel de la luna
se estrelló con los jinetes de la razón,
fuego de cenizas eternas.

Es enero y mañana una cuenta atrás
que nunca empieza,
supondrá amenaza de pupilas
del amor encendido en las brasas de dios.

Silencio que cosecha la resignación
de un Baudelaire fornicando enanos
como un silencio que es más tuyo que mío
para que se pudran mariposas en bucle.

En los barrios los tranvías se perfuman de melancolía
y los perdedores crecen y las pulgas se desnudan,
es enero te toqué con la guitarra
y esa forma de tocarte te queda bien,
blue de B.B. King vomitando antorchas.

Es enero y soy burdo como una fallera vendimiando,
tanta parafernalia para escribir con faltas de ortografía
el poema perfecto,
invierno de rosa, hielo de estrellas en cada una de nuestras palabras.
Enero.


Pan y ajo, aceite y escarcha


Se rompe la luz de las estrellas,
pan y ajo, aceite y escarcha,
un niño llora negando a la muerte
la certeza que le susurró un hada.

Una galleta se moja con los unicornios
de las constelaciones,
precipicios de escribir y ser poeta de la nada,
ruina hecha persona,
síntesis de cupones de ciegos
con arenales en las avenidas acunadas.

Eva tomando el sol,
Huracán perdió la batalla,
y Lucrecia se enamoró del malo,
no sé si es un seré, pero la sonrisa del perdedor
viste lo que fui,
es tan corta la vida que los alfiles aprenden,
y en mi regazo reza un ave María
los mares de la Quinta tierra
en el marrón cerrado del color
de tu mirada.

Se rompe la luz de la noche
con un grito en plena locura,
mito y realidad
la borrachera de vida que me acuna,
y creciendo crece aun esta ilusión.



Juegos de azar


Es martes,
tiritan gigantes
y los aeropuertos son ramas
en la escarcha de la memoria
(tengo frío y te quiero),
como quien no tiene a quién desear,
y espera.

Hace frío,
las cafeterías cierran,
las hojas de los nogales caen sigilosas,
mueren las olas en el mar de los viajes
empedernidos
y los aeropuertos son playas desiertas
entre mares de personas.

Bebo té y escribo,
(aun no te has dado cuenta de que la soledad
se escribe?)
que todo es un estúpido monólogo de almas amputadas.

Mis ojos recorren la silueta de tu sombra,
hace frío y vuelven a encenderse
las hadas de la hipocondría.

Es martes, comienza un año
y vivo pensando que las cárceles no dan para vivir

escribo algo así como;

cansancio rutina amor vida camino.

Suena jazz desde la hélice de un avión invisible,
te marchaste sin dejar un papel
y el romanticismo es ver al viejo Cohen
en su propio entierro.

Despiértate amada, amanece en un duelo de gigantes
que haciéndose la zancadilla
crearon la nocturnidad de tu falda en este canto,
desde la escalera de un aeropuerto,
desde el techo de una azotea,
panal de miel,
juegos de azar que se acaban
donde todo empieza.

Despiértate,
hace frío
y te quiero

y no.


martes, 22 de enero de 2019

Viaje


Pasajeros con destino
al olvido,
decidle a la tarde
que muere
que nunca estará muerta,
decidle al viento
que el arte es un viajero
sin pasaporte
temblando en la aduana.

Confieso que he sentido,
estallido de madreselva
en un corazón de escarcha.
Pasajeros con destino
a lo perdido
sabed que la vida es un huracán
de arena
ardiendo en el fondo
de mi garganta.

Pasajeros que deambuláis
al desierto
no quisiera deciros que muero
pero por aquela ilusión
aun muero;
detrás de un abrazo
queda el temporal,
detrás de unas lágrimas sinceras,
el pálpito del Universo.

Última llamada a los pasajeros
con destino al traje roto
de mil sueños.


sábado, 19 de enero de 2019