Corazón que vibra
ante la eternidad de un simple poema,
ante la fuerza tranquila y torrencial
de las palabras
que ni el puño opresor
podrá, a pesar de su amenaza, arrebatar,
no, la vida no es un camino de rosas,
pero el aliento a tanta soledad herida
puede ser esta estrofa,
podría ser;
que al sentirte vulnerable tú,
vestida de amantes crueles,
y arrepentimientos,
tal vez, quisieras desechar. O no.
(…)
El fin del mundo está hecho de palabras,
el amor después de acto,
se recrea y se entiende con las letras
de su fricción,
podemos calmar el cielo ante lo incomprensible
con una nana
o podemos destruir sus cimientos
con aquella acertada oración.
Un simple poema trae consigo
la caricia de la humanidad
de ancestros que en mis muñecas me impulsan
a crear lo que hubiese sido sueño,
ni valenciano, ni español, ni europeo,
soy aire, que como peregrino
trepo con cuerdas de nubes
por el cielo.
Lo que diferencia al loco de la genialidad,
es esa habilidad
de poner nombre
al torrente de emociones
que acechan con colonizar su mente,
poema como acto de sumisión
a los dictados de los ángeles
que cuidaron con paños de sal
las heridas infectadas
de lo que sufrió mi frente.
Preferencias.
A veces prefiero comerme
un buen bocadillo de sepia
que escribir una obra de arte hecha
poema.
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