No quiero arrancarte el vestido
ni forzar a un beso
jugando con tu duda.
No quiero que llores tras el espejo
y yo, viniéndome viejo
la palabra de amor escupa.
Magia que se desvanece
entre mis labios
los que se llenan de arena
en el coto de desamparo
que fue nuestro hogar,
pero no quiero que me quieras
si no hemos amado antes
a la soledad.
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