jueves, 19 de julio de 2018

Trasiego de la gente y su soledad


Los amantes buscan con los pies descalzos
caminos del viajero que nunca sabe donde irá,
viejos que soñaron lo que viven otros,
sombras de un poeta que dan más luz

que el trasiego de la gente y su soledad,

Amantes de una muerte perfida
esa que da vida a la esquiva madrugada
de enredaderas entre las piernas,
alcobas que son de las guerras, guaridas,

trasiego de la gente y su soledad.

Desdén del ocaso, peligro que dos corazones
colisionen mecidos por el vendaval
de sentirse vulnerables,
locura de amor, que es yaga del cielo,
y si no lo fue es

trasiego de la gente y su soledad.

Todos evitan lo inevitable,
sufrimiento que da alas negras
a un desmembrado dolor,
se rompen olas en nuestra ausencia,
de tenerlo todo menos lo que pudo haber sido
por el

trasiego de la gente y su soledad.






Eva y Adán


La última flor del entresuelo,
bosteza como la princesa del suburbio
que fue,
rosa con espinas en su cabello,
dientes rotos por haber
creído en el amor
el día de antes de ayer.

Mordió la manzana Eva, cuando Adán
olvidó la luna en sus mejillas
y fue pregonando un pellizco de luz
por la calle Desolación,
Eva, dulce cicatriz maltrecha,
muerte que da alimento a la muerte,
volcán que apagó el sol.

En una sórdida sala,
alrededor de sucia ropa y fotos viejas,
la tele radia un maltrato,
Eva besó la serpiente,
y fue un número sin suerte
en el epílogo de todos los diarios.

La última flor del entresuelo,
bosteza como reina del barro,
labio que lame una espiga,
deseo insano
de haber creído que el amor
no te puede quitar la vida
a tus pocos años.

Eva.



miércoles, 18 de julio de 2018

Las letras del Capitán


La sombra del corazón en un tren en Siberia,
el silencio de un verso antes del último trago,
el curso de un río muerto
que dibuja el dedo mutilado de la memoria,
la novia esperando en oscuro pasillo,
el monstruo del destino barajando las cartas,
la droga de quien jura no volverlo hacer,
la penitencia del creyente,
el nacimiento del futuro, la desidia del presente,
el nicho del ayer.
La arena en los ojos del suicida,
los hijos del abandono que gritan papá,
la mierda en los rastrojos, el todavía,
la sangre de Sida que los poetas regalan
al perfume maldito del qué dirán.
La noche de la última cena
donde fui destino armando las letras de tu nombre,
ruleta rusa, ovillo de un gato adicto a los ratones
en la despensa vacía del universo
que fracasó al seguir a la reina de los tejados.
Buscarte entre los porches de un barrio asesino,
que tienen mi imagen como las llamas del juicio final,
una mente que puede lo que deshizo Cupido,
mil historias que no entienden la felicidad.
La cresta de una estrella donde se guarda
los polvos muertos de lo que pudo ser,
atardecen en los sueños, anochecen tras miradas,
y la guadaña del preso
barrunta el olvido del cielo.
La leche cortada, la sopa hirviendo,
la mermelada del rojo de tus labios
entregada sin convicción,
un sicario que se enamora,
una puta que se enamora,
y el amor les traiciona a ambos,
una existencia eterna en un formulario de desempleo,
realeza de una corona no desbancada,
todo lo que carga dentro la tristeza,
y si Aladino limpiese la lámpara surgiría genialidad,
el oro vecino envidioso del rencor,
que es solo poner en evidencia,
tanta sucia y mezquina muerte.
Caer en tus brazos antes de que el futuro
se apiade de nosotros,
y si el amor es un engaño, tú eres real,
lunares diminutos en la profundidad infinita de unos ojos,
poesía bastarda que llena de elegancia
el cuarto de hojalata de la pensión
donde me enseaste a odiar.
Ira de no saberse libre,
ni aun soñando con los ojos tristes que son dos lágrimas
heridas buscando un horizonte,
arañas en el pelo, nana triste
al hijo que nunca será y que nunca
aprenderá que el mundo no acepta perdón
que enrede la flor de la soledad.
Olvidar las hiedras del apocalipsis eterno
de tus piernas bebiendo conpungidas,
madrugada de invierno en julio,
café, humo, deshielo, ausencia, cima
donde es historia
el breve tránsito de una soplido como la vida,
que se enmaraña en la miel y la hiel
de las cartas del Capitán.



Chica de fría sonrisa


Si el verano te congeló las alas,
si entre el gentío ya no eres tú,
si naufragas en una almohada helada
si mueres de pena cuando intentas renacer,
chica de sonrisa fría, ven a mí.

Cuando en la estación preguntan por cualquiera
y te confunden,
viajera de alas negras y botas mojadas,
si duermen las palomas de tus manos
y en los bolsillos no te queda nada,
muchacha de sonrisa fría,
ven a mí.

Cuando los rascacielos impacten con las nubes,
y tu octubre en un gin tonic se atragante,
si cumplir años es la penitencia de estar vivo,
sin maleta de ida ni sentido,
muchacha de sonrisa fría, ven a mí.

Ven a mí, cuando los amaneceres
hagan de los jornaleros, reyes de tanta amargura,
si no conocen de tu sonrisa,
de tus ojos como minúsculas piedras
en el océano,
muchacha de sonrisa fría.

Si la luna es tu sombra y el cráter del mundo tu vida,
si todos desean y pocos apuestan
a acostar la luz en tus caricias,
ásperas como el cuchillo,
sedientas como el destello de noche
de una loba herida,
muchacha de sonrisa fría, entonces,
ven a mí.


martes, 17 de julio de 2018

Lágrimas que buscan horizonte


Mis ojos son dos lágrimas
que buscan horizonte,
grandes, pérdidas, heladas,
lágrimas de lunas rotas
y ensoñaciones.

Mis ojos son dos lágrimas
que buscan horizonte,
que viajaron al Nunca más,
y se encontraron con la espuma
de las olas
en el dique de las sombras,
las rocas y el mar.

Mis ojos buscan respuestas
donde nada queda,
veleros rotos, horizontes sin eco,
son capitanes del desierto,
antes de una agitada marea.

Manos de mujer que es lija
y metal,
labios que no dicen,
boca que se va,
ojos que te extrañan
en la vorágine vacía
de la inmensidad.

Mis ojos son dos lágrimas
que buscan horizonte.


domingo, 15 de julio de 2018

Metal y humo


Qué ridículo es el mar
si en cada latido de lo vivido
las olas no nos llevasen a una nueva aventura,
un viaje sin final,
sería adornar
de azúcar cada cima de volcán
entre tanta amargura.

Lecciones de vivir,
lengua seca de aire que arremolina tu pelo,
la belleza está a la vuelta de la esquina
y la mayor exploración puede que sea
el por qué de la luz
que escondes dentro.

Y en la ciudad que muere de pasión
o abandono,
hay poetas en el fondo de cada rincón
que sin palabras
escriben,
la réplica del destino
y de aquello cuanto somos.

Qué ridícula la tierra
si es solo
un artificio de consumo,
hay almas que vibran, almas en pena,
dormitando en guaridas
y entre lo que somos
cenizas, metal y humo.


lunes, 9 de julio de 2018

Minas


El alma es reversible,
aguanta las embestidas
de la realidad a menudo, tan carente de verdad,

lo que no tiene perdón es quién esconde su alma.

Decía Ana Frank que todos los hombres
eran en el fondo buenos,
la ignorancia crea maldad,

el miedo crea maldad,

y dios no juega a los dados
menos, en un campo de minas.






Azar


En tus piernas naufrago,
como quien, morena, se emborracha con un beso,
tripulado por capitanes bastardos
de un barco que dejó sin libertad
a los que buscaban el edén tras las galeras.

Buscamos ideales por los que amar,
en el hastío de ser todos iguales,
angustia durante la hora del qué dirán,
y la muerte es un rayo fugaz
en mitad de torpes corazones de tiza.

No sé qué es lo que más me gusta,
tu ausencia o que estés aquí,
queda medio mundo por andar
y es tanta la miseria de los demás
que hay quien bendice al dios de la locura
en mi nombre.


A tu corazón


Detrás de cada mirada,
hay un universo conectado con la esencia,
juegos de niños que distraen al tiempo,
una boca negra de lobo, que es la muerte,
asustada por la grandeza de vivir.

Detrás de tu cara de mujer que venció
entre tantos navíos perdidos,
yo me encuentro y me deshago,
como el que escribe un caos
en la historia del mundo,
como el Santo cansado
que labra un olivo.

Por el vértice de tus piernas,
jardín regado con lluvias silvestres,
crecen mil y una madreselvas
entre el cinismo del demonio
y el no quererte olvidar de arcángeles
dolientes.

Y aunque en este camino que es la vida
yo no sé muy bien distinguir quién es el loco
y quién no,
habrá que saber leer la mano cortada
por las despedidas,
lamiendo como perro apaleado
las heridas,
en viaje de mis ruinas a cualquier corazón.




Aprender


Aprender de la belleza de las cosas efímeras,
aprender si fue antes la semilla del dolor o la del abandono
atravesando el latir lánguido
de un suspiro.

Aprender a cogerse a un cuerda ardiendo
que haga sobrevivir
la luz y ocaso de la magia que nos atesora,
sortilegio que mata o resucita,
aprendizaje de la brevedad eterna
de una vida.



jueves, 5 de julio de 2018

En un papel infinito


Cuando sabes que hay gente que habla mal de ti, escribe en un papel infinito el Universo que te late dentro y por el cual quisieran ellos suspirar.