Tiene el poeta la Libertad en la mirada
pero el alma rota,
ya que cumple condena
al no creer en casi nadie,
mas sin patria, grita:
¡Seguimos vivos; basta de derrotas!
Y es que quien escribe
cree que merece la pena
un mundo escondido en la magia
de un laberinto de palabras
que sólo tras el despertar
de estos tiempos,
podemos llegar a sentir.
No mires atrás, Peregrino,
cuida las flores
que emergen de tu desierto,
todo pasado es la lección de Cupido,
todo futuro un enigma por resolver;
ecuación que da luz a las sombras,
y desnuda el amor en tu cuerpo.
Afán por entender
contradicciones imposibles,
mientras te atas con tanto miedo a alguien
por no quedarte solo,
en el juego de no amar, sino poseer,
y si estas manos deshojan una guitarra,
que desafían a la muerte
la que también teme el pulso
de mi lucha por Ser.
¡Aléjate de la multitud!
para acercate a ti mismo,
a lo que aún no has encontrado solución,
escribe el silencio en un grito,
hazte eco en mi canción.
Y huye,
huye,
pasea por Indonesia como próximo destino,
qué se yo (...)
¿acaso tienen credibilidad los que te critican?,
si son sólo partícipes
de que el mundo sea un lugar
triste e inseguro,
con su miedo a lo ajeno,
miedo a volar
miedo a besar
miedo a perder el control (…)
son los culpables de que el amor
no venza casi nunca,
y que el interés o el dinero
sean como dios.
Huye Peregrino, camina,
No dejes morir
las flores eternas de tu alma,
cambia de ciudad
de mares y montañas,
ama a una o a mil personas,
a la humanidad o a nada...
que no te hagan callar
lo que da fuego a este baile,
en el vaivén de una estrofa
que grita lo que tanta gente calla,
y yo, joder, te lo repito
si relees mi poema
Porque la vida
La vida es el Viaje.
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