miércoles, 28 de mayo de 2014

Getafe-Espanyol


Hay princesas que olvidan su corona
en un gin tonic,
que las alas de mariposa que vuelan bajo sus faldas
llegan tanto a odiar la bondad de quien les ama,
fugándose con aquel asesino de la primavera.

Hadas que en su tradicional rito
de ser buenas esposas, así de repente,
copian de sus amigas el vicio de no querer mirar
al despeinado ángel poeta
que en la barra entre la multitud  le escribe.

Hacen bien.

Princesa, a ti te hablo,
magdalena mojada en historias para no dormir
en pintalabios y volver a creer,
en lealtad y cansancio
de tacones altos y, a veces, dignidad por los suelos,
pues sabrás que aguantar a niños adultos
no es amar, sino más bien remar a orillas de ese mundo raro llamado dignidad.

Hay princesas que te violan
con el efímero cruce de miradas en un tranvía,
y yo, príncipe que se crió entre estiércol,
tengo tu excitación en mis ojos,
esos que amenazan a la muerte,
porque mi cintura bailaría torpe
la vida a tu paso.

Tal vez dios no sea tan machista
y tus labios y los míos algún día se acoplen
como un fugaz encaje de tiernos cachorros
bebiendo la sal de la vida
frente a la República marchita de mujeres resignadas 
a luchar por un beso
y hombres que se duermen en el bar viendo
el Getafe-Espanyol.

Mi princesa.


lunes, 26 de mayo de 2014

Luz de luna


La muerte empieza por soñar tus labios,
tan lejanos de mí y tan cerca del cielo.

Yo, deseo volar juntos al paraíso
donde los ángeles tejieron
con las manos cicatrizadas por otros amantes
tantos barcos que no tuvieron puerto
y se hundieron antes de zarpar...

Mi corazón está lleno de ruido,
es un motor que a golpes deja seco
un reguero, puro cansancio,
pero qué bello sería reinventar el mundo
y hacer de nuestras soledades, el mismo latido,
qué bello, aunque fuera mentira,
darle color a las grises caras
que se perdieron en el espectaculo de verte,
que te gritan (idiotas) que tú no eres, ni serás protagonista.

La vida acaba en tu cuerpo,
entrelazados dedos que imaginé
cuando un abrazo es lo único que tengo
tras el fuego de tus pupilas.

Como en un mar sin playa,
no sé jurar bajo la noche,
(yo todo lo hago al revés)
quiero bailar y darte el sol del día
en que ni el alcohol ni las dudas
puedan deslumbrar la luz que nos tape, tu luz de luna.


miércoles, 7 de mayo de 2014

El cielo es una azotea


Tú solo veías a aquellos hombres cobardes,
quizá más valientes que yo (...)
aunque nunca sepas si mis botas desperdigadas de respuestas
son rastros de tus besos.

Tatuado aún conservo el dolor de los años que no tendremos,
princesa que con alcohol desbarata la corona en los asientos
de taxis nocturnos.

Mi vida es contemplar el atardecer cada noche y acordarse, joder!...
que muero demasiado solitario...

Luego, uno confunde el arrojo con la temeridad,
y la locura con el valor,
porque cuando has tenido que besar a la muerte tantas veces,
las mujeres se ríen de pura pena;
momento en el que ellas preguntan;

"¿Cuál es su origen, caminante?"

y yo les escribo una frase que nunca será mía
para no avivar la fiera de aquello que fue.

Y tú, ojos de bendito ángel destronado,
hablabas de abrigos de elefante
para no ver el marfil de mis dientes.
Tu dedo en mi pecho hubiera firmado yo
aunque apuntase al cielo rojo de Berlín
antes de arder en aquella madrugada del 45.

El cielo es una azotea
latiendo por la amnesia de nuestro pelo como trenzas al sol,
y tantos recuerdos que sollozan
en las cadenas del tiempo,
justo antes de que te bebieses tu propia sangre
                                                                      señal de venganza.


En resumen, el cielo color fuego de la guerra
es el mismo del paraíso azul cuando enamorados
(engañados ellos o engañado el mundo)
iluminaron
las veredas de nubes y ramas que trepan a la luna,
como Sísifo inalcanzable,
sin llegar a ver la selva más bella, retoño de pestañas,
que son pupilas ciegas por volver a creer....

el cielo de rojo de vivir.