Tengo una duda que arde en mi corazón,
la solitaria razón del solitario
entre la multitud,
sueño con un mundo más justo
pero como pez en una pecera
me veo ahogado en mí mismo
y cuando salgo a la superficie
y grito afuera;
el dolor del mundo se desvela
para desfallecer de insomnio.
Tengo la sinrazón de esta civilización
que agoniza,
un planeta que crea dinero
pero no cree en las emociones,
auxilio de dolor en el corazón
de mis tempestades,
en el frío atroz de aquel verano
de abrazos como los tuyos,
que me dieron por muerto.
Cuando hablar de amor no llena el vacío de este vaso
en el que las lágrimas rebosan,
en el que alquileres y mercancía
maniobran cobrándose la risa
del niño ciego,
cuando el infinito no es eterno,
y hablamos de barbarie en este mundo
que palpita sólo en el beneficio de unos pocos,
y locos, el resto, no queremos ver
la claridad con la que nos roban.
Tengo manchas de carmín en la memoria,
de tus besos suicidas
que me diste en el impetuoso desvelo del tiempo,
cuando a solas nos amamos
de verdad,
y entre la multitud recogeremos rencores
e hipocresías como quien recorre un monte
plagado de muertos.
Tengo la crueldad de un mundo sin alma,
y el alma de todo el mundo orbitando
por
mis
sueños.
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