La luna se apaga al cerrar nuestros ojos;
mares se levantan de espuma,
verano que se antoja eterno,
muerte y resurrección del rayo
que es la pluma con la que escribo
perfilando el filo
de unas palabras
encomendadas por nuestra ceguera.
Distante aroma a latido sin ti,
bohemia deshilachada
porque todo tiene el sabor a nada,
si la incertidumbre de este tiempo
me pide volver.
La vida no espera a este que desesperó
por tu vida,
y rotos de bandera cubren el ombligo
que me obliga
a sentir como sienten los amantes
que no se olvidan.
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