Nos queda la poesía
la música,
melodía de olas en las marejada de la ciudad
y el asfalto,
nos queda el minutero a favor
tras aquel viento maldito del pasado.
Siempre nos quedará la poesía,
la fuerza que irrumpe en mi alma,
que no llegó a matarme
y continúa latiendo,
me queda el arte en medio
del gentío inerte
que soñó con el mundo
que yo mismo estoy construyendo.
Nos quedarán las flores entre la guadaña,
en el silencio de los antiguos amantes,
nos queda el encanto de no esconder nada,
como escudo y espada
ante tantos infortunios.
Me queda la voz del olvido
en este presente que se manifiesta,
me queda lo vivido,
sangrante y real dando la luz
a las tinieblas
No hay comentarios:
Publicar un comentario