Ir muriendo en la incertidumbre de la vida,
para verte cada instante
y que pase el tiempo en la ceguera.
Nos manipulan diciendo que hay diferencia
donde realmente somos diversos,
pero la verdad es que nos hacen claudicar
en el día
tan lejos yo,
de tu manos de hielo.
Hay un destello de locura
en cada verso que escribiste sin palabras,
muero en el delta que barrunta
la fatiga en los sueños
de noches estivales.
Un hombre se sienta y escribe la profundidad del océano
y alcanza con letras a desnudar
el paraíso del tiempo no explorado
ese hombre, alguien como yo ahora,
rompe el corazón queriendo entender
y le sobra la muerte
pero la muerte corre tras él.
Nos disfrazamos de todo menos de nosotros mismos,
escribe el escritor,
cuánto miedo a ser aullido
de lobo en la estepa de la emoción,
del porvenir
de la lucha por la alegría
por una vida que sea el himno de nuestras almas.
Acuchillada la tarde da pie
a la herida de cada madrugada.
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