El mundo es el rugido del animal herido
que se duerme plácido ante tu caricia,
esa que me negaste al crecer.
El mundo es intolerancia
y violencia,
pero puede, mira por donde,
que también suponga el latir del alma
de quien sueña en una estrella
arder;
para viajar al imposible de luz
de la noche
temblando de vida,
allí donde estás tú,
desguarnecida y en batalla,
guerrera mía,
El mundo es tu pelo enmarañado
al levantar
y que clames venganza
por las veces que diste el corazón
y te lo arañaron a carne viva,
y nos durmamos en la quimera
de la locura,
(de hacernos los locos)
en este planeta que nos devora
y regalamos besos que lo suturan.
El mundo es una guitarra
que renace cada año bisiesto,
que sólo crea arte
pero al no vender más que nadie,
la mordaza intenta apaciguar
nuestra pena,
mi mundo es vagar y vagar
por el viaje del más acá
siempre lejos de tu frontera,
es hacer de la guerra, paz,
del amor, muerte del qué dirán,
mostrando la sonrisa a la vida
aunque por dentro
en este mundo que me conmueve
-porque se arroja a un precipicio
de avaricia y traición-,
yo, por dentro,
muera de pena.
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