Mi despedida,
es agradecimiento, pero también dolor,
no quiero hacer del reproche bandera
ni evitar conversaciones incómodas,
sólo sé que todo nace y muere,
(me dejo fluir)
y es que no quiero haberte dejado herida y cicatriz,
sino huella.
Del por qué me alejé
la respuesta es que ya no vibraba igual,
con el tiempo me entenderás,
que siempre querré cosas tuyas
como supongo que mías
algún día en tu sonrisa las llevarás.
Pero ahora, qué más da,
no está perdido lo pasado,
aunque no te vuelva a ver,
nos queda la inmensidad
de los recuerdos,
las palabras, el tiempo de la luna
entre nuestras manos (…)
ya verás que los abismos
que te carcomen
son esas cosas relativas
de las que me culpaste
y me las echas en cara,
yo no sé bien por qué.
Tal vez la culpa la tenga
lo que otros nos hicieron
y reaccionamos mal
al creer que la historia
se repite
mirándonos
en nuestras pupilas.
Mi despedida,
intenta sanar el mundo que llevamos dentro,
el universo místico que nos desvela,
mi despedida hace de la libertad bandera
aunque insensible me llames,
yo siempre estuve ahí.
Mi despedida, qué más…
te escribiré aunque no te escriba,
serás la tinta invisible entre tantos poemas. Mi despedida.
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