Tenía claro que nada es para siempre
que jugamos para perder
o mejor dicho,
celebramos la vida, el instante
para luego no entender
que nada es para siempre.
La marea lo borrará todo,
donde el fuego habitó,
residen las cenizas,
tenía claro que nada es eterno
pero tan difícil es soltar
que quizá
nuestra alma está enraizada
con el mundo
pero destinada a la huida.
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