Estuve paseando por Kiev hace unos años,
y hoy las Iglesias ortodoxas agonizan de dolor,
no aprendemos de las guerras,
cuando en la quimera de una trinchera
se pegó un tiro en la sien dios.
Ucrania y los acomplejados hombres
que hacen de matarse entre ellos, bandera,
para gastarse el arsenal del Imperio Ruso
en cocaína, vodka y putas,
mientras el pueblo
obecede
y se arrastra moribundo.
A nadie importa unos terrenos remotos del Donbas,
excusa de dinero y poder.
Estuve en Kiev paseando hace algunos años,
y mientras Tinder ardía a cambio de dólares,
los hombres empuñaban la misma arma invisible
que años después les mataría.
Todo es profético,
todo conduce a las heridas de la humanidad
que no para de sangrar;
Ucrania, Yemen, Somalia, Siria,
las hijas de los presidente poderosos
follan
con las luces apagadas.
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