Después de todo lo vivido nos quedará,
el habernos coincidido
buscando la lumbre de un ojalá,
nos quedará
revolver las tripas al tiempo
para encontrar la razón de la locura,
quedará esa mirada que me diste
tan mía y tan tuya,
si en las tumbas del recuerdo,
se esconde nuestra verdad.
Después de llorar una marejada,
de caminar un desierto,
vuelven las cenizas de este fuego,
escrito en el porvenir;
queda soplando en el viento
al haberme marchado sin ti.
En un poema podrás ver
cuánto de mí te queda,
posos en el café, insomnio de ayer
en la guarida de esta pena.
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