Borracho y con la sabiduría
del arte en pupilas de cansancio,
dibujé en tu cuerpo la luz de mis noches,
tú, que me ensañaste a ensuciar los sueños
tras el molde de la pureza,
fuimos sombra y barro;
sexo, que mudaba del dolor a la paz.
Ahora que soy más fuerte,
que crecen
mis alas de fuego
y llegan allí a donde no sabría,
no tengo miedo a volver al infierno de la locura
porque aprendí a robar naranjas
con el olvido;
para volar manejando un timón destartalado
cuando mi sombra perdió su rastro
y todo era ser Ave Fenix
o halcón de soledad nocturna.
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