martes, 3 de junio de 2025

La ciudad herida

 
Los estallidos se vierten
en la ciudad herida, 
manadas de gente
pidiendo auxilio,
viendo los ojos de la muerte
por un país; Israel, 
                                 genocida.

Exterminio de un pueblo
cuando la sangre
agrieta vidas, 
los relámpagos no cesan 
en Gaza ocupada
por bastiones 
de aves negras
y niños que se preguntan;
Por qué el cielo es marrón, 
qué pasa con los sueños?
A qué dios hay que retirarle
las armas!

Los latidos van cesando 
uno a uno, 
en la ciudad hambrienta, 
en la ciudad sitiada.


Palestina.


Tarde

 
Llegué tarde, y te besé, 
como quien besa
el suave temperamento
de las horas felices, 
llegué tarde, 
como siempre, 
y fui aquel
que rompió las flores del insomnio,
llevado por mareas grises.

Tan tarde
fui
el que nunca debí de dejar de ser, 
arremolinando el tiempo
de la espera,
tan pronto en el tiempo perdido
qué dejé de sentir
lo que la gente y sus prejuicios 
quisieron maldecir
ante tantas certezas.






 
El himno de tu piel
en mi memoria, 
los ojos que se fueron
tras de ti, 
el sol que busca 
un rayo de sombra, 
las noches que partieron
rumbo a donde 
no se debe de ir, 
el sueño de verano, 
la pesadilla del mañana, 
las flores que se mueren 
al tocarlas, 
la luna de miel
de mil noches amargas,
ser y no ser en este tiempo
acabado.

Tú.


Vibra

 
Vibra bonito, 
el paraíso, ya lo mereciste, 
sueña como el niño
que no creía en las fronteras
y sin aduanas 
rompía envidias 
mientras la lluvia caía.

Vibra bonito, 
en el tumulto de gente se esconde,
cual grano de arena en el desierto,
un destello de paz.

Vibra como laten los que sueñan
en cambiar el mundo, 
y al no conseguirlo 
les queda el tesoro de soñar.


Interés

 
El arte se pudre
en los ojos que no miran
la belleza de un mundo
cuyo infierno en la tierra
para tantos 
supone contradicción;

realidad y sueño, 

Como tú, 
que nunca has terminado de llegar, 
tras el deseo de ser libres
en esta tregua sin paz, 
en esta guerra, 
en la que nos hicieron creer
que la humanidad llegaría a presidir 
el mundo, 
pero es el interés 
de jugar a ser dioses
en la podredumbre
de un charco de estrellas
por la ciénaga de la desolación
y la maldad.






Cada lunes

 
Cada lunes vuelves del trabajo, 
con la ansiedad que tiene
el alma herida, 
y tal vez no nos hayamos salvado
de ser vértigo de naufragio
que en el barrio
daba al empezar en aquellos años, 
la vida.

De aquellos años, 
sólo queda lo que hoy tengo;
el soñar, 
el idear futuros imperfectos, 
sabiendo que lo imposible
se puede concebir
tras un destino lleno del vacío
con el que lidia la soledad, 

Soledad como locura 
tatuada en el pecho, 
pero mira por donde, 
tan solo que desterré 
a los ángeles del desamparo
en mi roto corazón
movido por los días 
que han de venir.






Nantes

 
Nieblas
de un día sin flores,
de la quietud de una villa
en donde brota la paz.

Nantes despierta en tu mirada
como un ave huidiza, 
con ansias de volar.

Hago de la pesadilla, 
sueño, 
fantasía de la maldita realidad, 
noches que arden en la hoguera, 
de aquella muchacha 
que no quiere ser vista, 
cuando en silencio 
quisiéramos en Nantes, 
ponernos a bailar.




Bren

 
Tus ojos negros
me miran huidizos
en la sombra, 
las marcas de tu sonrisa
en las mejillas 
abren las alamedas de mi deseo.

Mientras la poesía de viento
y recuerdo
en la tentación de besar
tu pecho de leche y miel, 
fuego cruzado que late
tras nuestro encuentro, 
tan eterno

y tan fugaz.




Duermes

 
Duermes
y los astros
confunden su rumbo,
allá afuera.

Laten los pasos errantes, 
el eco que nos nombra, 
en la ciudad dormida
qué atisba aviones 
preparados para aterrizar, 

allá afuera.

Duermes
y se estrellan nubes
en los mares de coral
pálpito de tierras lejanas, 
dulce sueño que despierta
canción de nana, 
relámpago de mar.




sábado, 17 de mayo de 2025

Existir

 
Existir
en este momento eterno
que circunda la vida, 
el presente, 
que con alas de fuego
inquieta al mundo,
cual ave peregrina.

Existir sin arrebato de transcendencia,
solo vivir y respirar hondo,
en este ciclo como cientos,
único y lleno de sombras de luz.


Te vi y me perdí

 
El ego de esta ciudad herida, 
los viajes que dieron luz
a oscuras aves, 
el café rociado por las páginas
del libro de la vida, 
tu sensibilidad en mi cabeza, 
tras nostalgia de horas impares.

La tenue libertad hecha cadenas, 
un calendario que reta la tiempo
y al frenesí, 
todo es eterno
como este sol del momento
que eclipsa la mirada

con la que te vi y me perdí.


Espejismos

 
Dirás que la vida toda es una decepción, 
pero el problema fueron nuestras expectativas, 

dirás que todo es desilusión
pero creernos el centro de un universo
no es más que abrazar espejismos
dentro de uno mismo.


Frío en Islandia

 
Como un pájaro sin techo ni lumbre, 
agito las alas y vuelo lejos, 
más allá de mí mismo, 

en lo más remoto
del planeta, 
soy, 
veleta habituada
a los envites del cielo.

A tu indiferencia hecha terco eco
no resuelto
le sale un pequeño rayo de sol
y se moja el aire
por tus alas de mujer;
guerrera, cuyos ojos
son sombra de fuego y hielo.

Frío en Islandia, 
tiempo en el que fuimos 
eternos perdedores
de tierras ajenas, 
que a nosotros 
nos nombran
tras un destino incierto.






Hace frío

 
Fuera hace frío,
y sueño con un lugar remoto
en donde encontrarte, 

fuera hay hielo
en esta perdida isla, 
y hace tanto que no echo de menos
el infierno que arde
en el beso que da lejanas tierras
a nuestros pasos.
 
Dentro de un lago de locura
hirviendo
es ser el más cuerdo 
entre los tristes que me rodean, 
late el frío
en el planeta
mientras el universo es fuego
del cual nunca estaremos salvados.


Que creció

 
El niño que creció sin saber
donde está el cielo
tras sus huellas, 
es hombre hoy
cuya voz pesca
por el firmamento
madreselvas, 
dolorosas amapolas 
de un día que silencia
el tiempo y el espacio.

El niño creció sin zapatos
pero aupándose, 
acarició sueños
de los que no habló con nadie.

El escritor de horas sentenciadas, 
encuentra una voz
en la incertidumbre 
como respuesta, 
hace tanto que añoró
unos brazos 
no habiendo nadie en su camino,  
en los mares del viajero solitario, 
al que el aire besa, 

Misterioso vagabundo, 
que retira hojas muertas 
de su frente, 
con tal de seguir un destino, 
para el que fue nacido 
y encontró caminando
la liberación 
de sus maltrechos pies.





Temporal

 
Ante el temporal 
de esta nostalgia, 
nuestra boca grita
soledad, 
en la lluvia que como destellos 
callan
todo lo que no osamos 
a hablar.

Tempestad de horas diurnas 
de frío
en la isla del hielo, 
ante el temporal
en el cual me visto de negro
para desvestir la duda,
el miedo
la mar.




Horas muertas

 
En este transcurso de horas muertas, 
deseo revivir, 
para encontrarnos tú y yo insomnes
por nuestros sueños, 

peregrinos de un pasado incierto, 

No desfallezcas en el curso
de ser,
sin esta vorágine que nos devora, 
la noche no oculta 
una levedad de horas, 
cuando el frío arde
en este deshielo
del pechos.

Paso de horas muertas
en las que anhelo revivir.


Me siento

 
A veces me siento
como si no fuese conmigo
este estruendo maldito
de tristeza maquillada, 
de bonita apariencia
en rostros de tempestad y sombra.

De ojos que miran, 
y labios que besan vomitando sueños
truncados, 
a veces me siento  pequeño, 
si veo tu pequeña forma de sentirte en el mundo, 
y lloro como lloran
los cipreses 
en un horizonte
de rutina que mata
y esta falsa compañía a mi soledad.


Los recuerdos que mueren

 
No somos nosotros quienes morimos, 
son nuestros recuerdos, 

Recuerdos que vienen, y van,
que se marchan por siempre, 
mientras tú y yo, 
nos unimos a la única verdad
y un fatuo consuelo, 
pues aunque todo cambie
lo principal 
lo atesora lo atemporal 
del momento
en nuestras almas, 
en un aquí y ahora, 
que grita bendiciendo
el silencio 
en el cual no muere sino nuestra voz, 
entre miles y cientos 
de recuerdos.


Guitarra

 
Toco la guitarra, 
suspiro y duermo, 
tan libre que estás solo -me digo,
pero gran fortuna
el encontrarte a ti mismo, amigo, 
tras un cristal honesto y sin temor.

Bueno, miedo todos tenemos, 
incluso, y sobre todo a nuestro verdadero
yo, 
desenmascarado de tristezas, 
(mientras pasan transeúntes lentos
que cargan huesos y silencios
por las calles del Botànic)
eterno en un aullido 
de eco circular, 
donde la ciudad
enciende sus luces
cuando las almas anhelan
un abrazo, 
sólo eso.





Hay veces

 
Hay veces
que nadie te puede entender
cuando pasa la vida
y lo peor es sólo eso, 
somos tránsito
                         de tiempo
                          y nostalgia
en un presente
que acaba en el infortunio
de nosotros.

No he dado a la oportunidad
de que me conozcas, 
camarera de ojos fijos y grandes, 
a veces pasa el tiempo
con el aroma de un poema entre las almas, 
y la inquietud 
de que el misterioso caminante
nunca pare 
alrededor de la ruleta rusa
del azar y los desencuentros.


Herido

 
Herido pero en pie, 
recuérdame como el canto
de sirena
que se diluye en la eternidad, 
como una montaña
que va cayendo a nuestros pies;
recuérdame,
en pie 
          pero herido.

El firmamento es poco
para esta lucha sin tregua
de encontrarme 
a mí mismo
                  frente el espejo, 
borracho de sombra, 
de identidad apedreada;
las flores del desierto
son más bellas
si nadie osa arrancarlas, 

                   de pie, herido, 
                        y sin ti.




martes, 8 de abril de 2025

Vela apagada

 
Arruinan la vida
por querer hacer eterno
lo que pertenece del tiempo.

Arruinan el amor
por creer en la posesión
antes de ser marea
que besa la arena
en esta playa del desierto.

Se cargan todo lo que queremos
en un disparo
a quemarropa por la espalda
y yo no entiendo
a qué hora
te fuiste 
como el vendaval alrededor
de una vela ya apagada.

La gente está sola 
aunque mucha se crea acompañada,
se aferran a una tabla salvavidas
sin saber saltar las olas
en este mar
que es la vida.

Que es la vida.




Sin hablar

 
En un beso sabrás
lo que esperé, 
dijo el poeta sin destino, 
en estos versos de viajes
y sueños, seré, 
el que haga flor
del árbol caído.

Gentes que buscan 
a alguien con quien morir
antes de encontrar
a quien soñar, 
se recuesta el tiempo
en el mar
y no es fácil decir te amo 
sin hablar.



Lunes

 
Nadie me espera
en la estación, 
de nadie soy;
de ningún lugar vengo, 
tan lejos que 
soy el arpegio
de una canción
que es llevada 
en la marea del cielo, 

nadie te sueña 
como yo, 
borracho de ideal 
que sólo en ti creo, 
soy la luz 
que tintinea
en la pupila del amor, 
del tipo que mira
al verte 
en este despropósito
de lunes lleno.

Y a pesar 
de ver tu rostro
en las corrientes
del tiempo, 
me declaro culpable
de desearte
como quien ama
lo que nunca ve 
pero sabe cierto.


Alma y frente

 
Me hace daño
la eterna melancolía
de esta espera, 
en la que el mundo
gira sin saber
que yo di vueltas
en un viaje inaudito
por las estrellas.

Duele la dulce 
mansedumbre
de ser huérfano 
sin lugar
en el corazón desértico
del mundo, 
y aunque ya nada es para siempre, 
me queda amarte en sueños, 
como la nostalgia
hecha cuerpo, 
ojos, alma, y frente.





Se aleja y viene

 
Llega a su final mi viaje, 
y un nuevo comienzo
se viene, todavía, 
la arena en mis huellas revelan 
cuánto fui en aquel pasado
donde tus labios
eran destello
de la felicidad
que busco en cada esquina.

Mi voz y mi guitarra
cantan a lo hondo
del pecho, 
como el himno 
de esta vida que fantasea 
con lo que nunca ve cierto, 
como tu amor
que se aleja y viene
en orillas del tiempo.




Desnudez

 
Cuántas veces 
he soñado con besarte
en una noche que nunca acaba, 
tu cuerpo, religión 
de mis días con insomnio
que llenan de locura
la insana costumbre
de buscarte tras cada
habitación vacía.







El forastero

 
Yo soy loco,
que de amor se embriagó,
 
soy un loco
que de la indiferencia, 
hizo canción, 

yo soy alguien 
que nunca viste
en los reflejos
del cristal de este espejismo
hecho vida, 
o mentira, 
de donde mana el tiempo.

Mi corazón a la deriva, 
entre gentes
que no aman su destino, 
va, canción triste
de olvido llena, 
hacia nuevo mundo que sueña
tus labios.

El forastero partió
sin fe a un lugar extraño
que no sabe pronunciar,
ni tampoco el nombre
que te llama a ti, 
desde esta terraza
en el péndulo de gentes
hastiadas 
muere la luz de tus brazos
que apagados 
encienden nostalgias
y soledad.




Arte que enmudece

 
El arte de una nostalgia, 
de un amor no correspondido, 
el quererte como quieren
los locos a la libertad, 
esa que va de tu espalda
al ombligo.

Arte que enmudecen 
mis entrañas, 
la pasión es un sueño distante, 
y el odio cada día, 
parece ganar en este desastre
de ternura que se pierde
por los pliegues de mi voz.

El recuerdo poco a poco, 
se aleja
y mi vigor de poesía llena, 
reclama al cielo
el viaje que nunca haremos, 
porque el amor 
es de los valientes
que rezan por vivir 
en los precipicios.

Todo lo que fui
está en este atardecer
que va muriendo, 

como la vida, que perdida, 
se llena de lamento
todo lo que somos, no será
mañana lo que seremos.




La voz en grito


Clamando la voz en grito
de una camarera herida 
por el amor, 
te escribo, 
con la llama ardiente
de la nostalgia
y esta desazón, 

de un tiempo que se nos va.
(...)

Me sumerjo hoy en África, 
ayer fue Nueva York, 
mañana, tus labios, 
y la mentira de la vida
me ha enseñado
a morir como todos, 
pero a vivir con alas
como sólo alguien sin ley
puede rebelarse.

África, salvaje y de paz fiera,
abre los ojos ante la belleza
y mantiene la mirada
en playas infinitas 
desde donde laten
mi corazón y tu voz 
en la distancia.

Clamando la voz en grito.


Canciones tristes

 
Las dudas se revelan
entre dos palabras que nunca 
supe decir.

Mientras mis amigos 
ya desistieron
de la locura por ser libres, 
cuando yo, 
tan solo me veo
sin nada más en el espejo
que siendo un caballero
desnudo de armadura, 
el que llora todavía 
al oír canciones tristes.

Nunca te dije 
que no me pertenece
ser amado 
aunque sea consciente 
que el sinsentido
de tiempos pasados
los convertí en lírica, 

nada más verte


Nunca te dije 
que soy un pájaro
sin alas en el vendaval
del tiempo suicida, 
que nos aguarda.

Entre el amor y la muerte, 
lo que dista tu sonrisa guerrera
y mi amargura de perderte.




El sol

 
El sol me acompaña 
en cada viaje, 
y desata las ansias
de un atardecer perdido
en los arrabales del planeta.

Duerme la sombra
en mi sueño impaciente, 
y es tanto lo no hallado, 
que se encuentran las olas
con mi destino
por el horizonte, 

y asoma el delirio
que me mató mal
haciéndome por siempre
fuerte.

El sol me guía
en la estampida 
de un destino errante, 
paraíso desiertos
pisan mis botas
allí donde ,aunque no estés,
quise hallarte.



Playa

 
Desde la playa diviso aviones
en los cuales quisiera perderme
al igual que tu corazón 
cerrado
por tantos pasados 
amantes.

En esta playa 
quisiera salvarnos del amor, 
para volver a caer en sus redes
de nuevo, 
amordazados por el latido
de África doliente, 
y sueño como la noche
que llega al mar 
en un atardecer lleno 
de dunas áridas, 
y barcos 
encallados 
a su suerte.

Desde esta playa
vomita la espuma de olas
el renacer de la arena, 
devastados sentidos 
en la locura de ser libre
entre tanta oscuridad
y pena, 
la playa es eternidad
en el cielo, la mar

y tu ausencia.


Extraño

 
Te vi bajo el viento borrascoso
de un martes, 
sin afán ni tiempo, 
con el estrés entre las nubes, 
y el rutinario paso que nos llevaba
de la mano
camino a la locura, 
cuando la muerte no es más
que esa cotidianidad de horas
sin reloj; ni camino.

Te vi bajo la lluvia, 
y prendidos, tus labios
en mi boca, 
amarrábamos las últimas luces
de una ciudad que nunca duerme
en un desconsuelo 
que nos hace prisioneros, 
sin sentido, ni sueño, 
metal y óxido del día a día, 

Se apropia el deseo 
en la guarida de habernos hecho daño, 
tras un mundo ciego, 
ya tantas veces 


extraño.

Te vi entre la multitud, 
extraños.





sábado, 5 de abril de 2025

En el paso que va

 
Tras el paso que va 
de tu nombre al mío, 
esta sonrisa eterna 
de valiente perdedor
admite que sólo sabe luchar
sin descanso
en sobrevivir a la locura, 
y vencer a la muerte.

Las camareras esperan...
allí, por alguna estación 
que no aparece en los mapas, 
deseosas, tal vez,  
de hacer realidad la poesía. 
Pues puede que creer 
que los poemas 
cambian el alma sin vida 
de tanta gente que nos rodea,
es intuir que lo único que poseemos
en realidad, 
es la Palabra.

En el tramo oscuro
de entre verte y no verte, 
se despejan mis dudas
así como aviones 
que salen o vuelven
de ciudades perdidas.

La vida es nueva vida, 
si tú me miras,
y el amor mío
es un suspiro al tiempo
que envuelve 
sin ti, pero contigo, 
esta mente que te piensa, 
peregrina.




Duermes

 
El poema que te escribí
mientras dormías, 
hablaba de un amor profundo
y tierno, 
como tus ojos sin vigilia, 
como una niña 
que se acurruca en paz
entre los huecos de mi pecho.

El poema que te escribí, 
mientras soñabas, 
revelaba la realidad cruel
que nos martiriza, 
siendo dos locos, 
por el hecho de sobrevivir
entre las ruinas, 

tu risa con la mía.

El poema que te escribí
cuando éramos más que dos,
ambos llenos de ausencias, 
y de caminos por explorar, 
era dependencia de encontrarnos
en un destino
en el cual nuestro dolor habitaba.

El poema que te escribo
mientras vas despertando, 

sufres y amas, 
en la antesala
de un despecho hecho himno, 
corazón y estaca.

Son esto versos (...)

Es mi ser 
                en llamas
relatado.








Atlántico


La brisa del océano Atlántico,
besa mi pupila herida, 
anhelo peregrino
en el café a destiempo
que te sueña, y te mira, 

Esa brisa entre los acantilados
deja de un lado nuestra risa, 

Pasos viajeros 
que se marchan 
siendo encuentro 
y no huida,  

Quiero con desengaño, 
desvelado en el arte de esta, 

mi verdad, 

y aunque regalo el corazón a todos, 
no me ato a nada, 
anclado en bucle 
a cientos de despedidas.




Ara

 
Ahora 
que ya no es tan luminosa
tu sonrisa, 
llámame osado, 
si pienso que el amor
haría sanar 
los más oscuros y recónditos
atajos de nuestra alma.

Ahora que vuelve 
a girarse la rueda 
del desamor y los encuentros, 
para que el destino, 
sea llevado por fin
por nuestros dedos

Ahora (...)

Ahora estarás cuidando 
de mi sonrisa extraviada, 
cuando, todo es la nada
que va a retoñar,
en el momento 
que nunca seremos tan jóvenes 
como ahora, 
para lanzar un último beso, 
al alba.

Ahora.





Ridículos

 
Me vestí de extraño
porque creía que era real
como los demás con recelo
insistían en verme, 

hasta que desnudando el tiempo, 
pude sentir mi verdad;

y es que ellos desde sus jaulas, 
nunca aceptaron, 
que vuele, 
libre, 
que vuele, 

y les haga sentir tan pequeños 
y ridículos.



Aprendizaje

 
He aprendido a supervivir
a golpes, de creación, y de vida, 

Tal vez el secreto sea dejar fluir
los atardeceres,
que mis pies
constantemente hacen alejar y volver

como la mar.

Porque la mejor forma 
de no tener miedo
es saber qué peldaño bajar o subir
a cada instante, 
en el juego de silencios y mensajes
que el corazón hace vibra tras su pálpito.
(...)

He aprendido a salir a flote 
entre la gente
en los adioses, las vacías palabras;
los viajes de ida, 

y es que el mundo acecha al temeroso
y atrae a quien arroja valentía 
en esta ciudad sin nombre
que me olvidé de pronunciar
porque en el día de hoy
comienza, otra vez, de nuevo, 
la partida.







En un café

 
En un café, allí donde el tiempo
no deja de contar las horas de la espera, 
Delacroix pintó en alcobas colindantes
"la Libertad guiando al pueblo",
y todo lo que no fue nuestro, 
nos lo arrebataron antes de llegar, 
donde realmente nunca tendríamos
que haber dejado de sentir.

En un café, viéndote 
como deslizas con cuidado 
esa bolsita de té en la taza, 
apartando la intensidad de mi mirada, 
estuve rellenando 
tantos vacíos con tu nombre, 
que al final del cuento, 
nada queda, 
no queda nada, 


más que dos extraños,
asaltándose a silencios 
en un café perdido, 
por ejemplo, en África.




Viajo para acordarme

 
El tiempo reza olvido
entre tanto dolor, 
y releo como dijo 
el poeta, 

no te juzgues sin tiempo (...)

Porque lo malo se hace bueno
cuando después de una derrota
vuelves a caminar, 
siempre.

Viajo para acordarme 
de dónde vengo, 
perdiéndome en la indiferencia 
de las nubes.

Si ves pasar un avión, 
salúdame desde la terraza, 
yo brindaré por la tempestad
que vendrá, 
intuyendo
que es tan parecida 
como la que cada día, 
nos asalta.

Esta melancolía alegre, 
no entiende de dios, 
ni de juramentos;
llevo de equipaje
los deseos que flotan 
en una ansiedad
de olas que vienen y se van
como personas, como ausentes...
como la vida

y su sortilegio
de un amor que se acaba,
frente mil destinos que vendrán.








Sin armadura

 
En lo que dura un sueño, 
te doy lo que no tengo, 
o lo guardo, sin saberme con ello, 
tú, que insistías 
en quererme radiante, 
como a veces, no me veo, 
yo, con un cristal 
que te mira, 
tan cerca, tan lejos.

Tiembla el avión, 
destripando nubes del Sur, 
y en esta tarde de marzo, 
aposté y creímos demasiado
con lo que podría hacer la poesía, 
mientras aún anda vagando
el niño que fui
por arrabales y barrios sin salida, 
hoy este tipo, 
saca un papel y lee; 

En los suburbios que lindan con el subsuelo
de algún lugar extraño...

La sensibilidad fue bálsamo y veneno, 
de haberte soñado, 
y se pierde en la distancia del amor 
recuerdos 
marcados con la sangre del alma, 
caballero sin paz
ni armadura
que vuela viajando
los cielos.




El vacío


Abrazado al vacío, 
que desde la ventanilla del avión
me mira, 
como lo hacías tú
sin alas en el viento, 
voy contando las partidas 
cuales días 
en los que me supe eterno.

Con esta nostalgia
que siente aquel
que huye de todo compromiso, 
arrojado a manos de una huida;
mi ausencia llena de distancia, 
te piensa 
en este viaje 
a África.

En esta evasión de libertad 
llevada por el tiempo.




Roto en el alma

 
Roto en el alma, 
con la amargura 
de silbar las sílabas
de tu nombre a oscuras, 
anhelo un destello de dulzura, 
en este mundo que no entiende
de razón, ni de orden, 
cuando se mudan
los miedos 
en una estación del tiempo
que lleva nuestros nombres.

Mientras alzo entre mis manos 
el camino, 
que me lleva 
hasta donde tú nunca supiste.

Allí donde renací
de la cegadora luz 
de la desesperanza, 
y me abraso 
en un vuelo homicida 
contra 
todo lo que creímos.




El deseo

 
Te deseo, 
a pesar que ya el tiempo 
parezca no transitar
en los recuerdos,
como la herida que eres, 
que vuelves tras los años
bestiales de necesidad
tras el viento.

Deseo del amor, 
que llovizna en el rincón
donde esperan los presos, 
te deseo como la luz, 
como el crisol encendido
que lleva la espera sin esperanza,
dentro mi pecho.

Deseo malsano, 
animal que pierde el orden, 
la ley, el respeto,
y veo en ti
la fuente que arde en la locura,
la montaña de arena
de nuestros cuerpos, 
que no se desmoronan a pesar
de los siglos venideros.

Deseo, te deseo. Deseo.




Dónde voy

 
No sé dónde voy, 
pero sé que solamente mis pasos
podrán enseñarme el camino, 
como un poema que abre 
palabra tras palabra, 
un aprendizaje 
entre la realidad y el sueño, 
la libertad o el delirio.

No sé dónde voy, 
pero en ti amanezco, sin saber
donde me dirijo, 
tal vez la esencia de cada viaje
es entender que somos 
cometas al aire
sin miedo, ni peligro.

No sé dónde llegaré
cuando todos los países 
se sepan mi apellido, 
tus labios, entonces, 
me esperarán, 
bohemios, con el roto cristal
de un espejo
que refleja el olvido, 
entre vino y ensoñación
construiremos
una vez más
hasta la infinitud...


camino.


Aquel bus

 

Una muchacha mira 
desde la ventana del autobús
que va camino a Barcelona, 
y su mirada perdida
se encuentra con la mía, 
en el reflejo del cristal.

La inmensidad, si no se es valiente, 
desfallece
entre palabras que nada dicen, 
que sólo consuelan
al loco 
que ya cesó de buscar razón.

Y la mirada de una muchacha 
le devuelve a la tierra, 
entre el amor de los lunáticos sin consuelo, 
y la eterna decepción, 
llena de sueños que murieron
al callarse ambos 
en aquel bus
que iba una mañana de marzo 
a Barcelona.



Los años

 
Pasan los años
como una corriente de viento
en una ciudad montañosa, 
pasan, mansos, 
como un rebaño sin guía, 
como un bus 
que se adentra en el olvido, 
y tú, chica que no miras, 
y ya cesaste de soñar, 
cuentas los amantes huidos 
como siglos, 
pero yo te siento 
como quien se manifiesta en una 
esperanza muerta, 


Pasan los años, 
y de nieve se pobló mi rostro, 
mis manos de huecos manchados de tinta, 
mi alma, 
de sonrisa huérfana, 

antes de nacer.


Pasa el tiempo, 
y ya no sobreviviremos a este naufragio, 
abandonados en esta eterna defensa, 
resistiendo entre los años, 
que vislumbran odio, 

soledad
y guerra.


Pasan los años.



Me sumerjo

 
Me sumerjo
en las últimas horas de este desvelo, 
de un viaje ardiendo 
en las pupilas;
universo dentro de mi pecho, 
que se proyecta 
en unos brazos ausentes;
poesía (...)

que se va y no vuelve, 
más que a encender una llaga 
tan adentro.

Me ausento de tu imagen, 
y todo sobra, 
porque nada me basta ya, 
al perder la cuenta 
de tantos aeropuertos
sin llegadas a ti.

A perderme en mil finales
que auguran comenzar 
de nuevo.






En el bar del olvido

 
En el bar de los que perdimos tanto
tras esta fugaz vida, 
la locura es compañera de una huida 

siempre en lucha.
(...)
Cuando alcé el eco tras la debacle
de no saber qué amar, 
seguiré ignorando 
a dónde me dirijo
aunque me encuentre tu camino.

En el bar del olvido,
tu recuerdo se presenta en una mesa
vacía.


Tu rostro perdido

 
En el nombre de tu rostro perdido
sobre lamentos,
fueron las estrellas

quienes me hablaron de ti.

Se cayó por entre las nubes, la belleza, 
cuando el hito de mi vida
fue haberte conocido, 
sin encontrarte -todavía-,

y la tristeza 
-esa hermana de la libertad-,
anda inquieta en un mundo 
que va cayendo por entre las ventanas
de este autobús, 
camino a ningún lugar, 

allí donde se pierde 
lo vivido para tener
por quien morir, 

y es que será que hace tiempo 
que se olvidó de nosotros
la vida.



lunes, 10 de marzo de 2025

Si el mundo se quiebra

 

Si sientes que tu mundo
se desmorona,
que pierdes pie
en el vértigo de vivir,
silba la canción que canto,
y ven aquí,

en mi paz tendrás cobijo.

Si sientes que el mundo se quiebra
como el hielo en el estanque
donde nunca nos vimos reflejados,
ven a mí, ven,
en mi hombro hay un recodo
para que no te duela el dolor
de estar vivos.

Si sientes que tu mundo
se pierde por los anales
de una historia negra,
que llueva, desde la oscuridad,

que llueva,

ven aquí, compañera,
yo habito en lo hondo
y puedo darte la flor
del jardín perdido
que peina el arcoíris
si abres y me miran tus ojos
por volver a creer en ti.

Ven.


sábado, 1 de marzo de 2025

A falta de humanidad

 
Todos quieren ganar más y más, 
nadie entiende 
que en los inolvidables momentos,
como que te bese
las olas del mar en silencio, 

allí, reside la riqueza, 

Pienso en ti, 
pero mi alma tropieza
con las nubes de alquitrán y óxido
de esta ciudad
donde todo se vuelve nada, 
y se compra la sonrisa,  
donde no se miran a los ojos la gente, 
y en los rostros
asoma la tristeza
a falta de humanidad.





En lo que dura este café

 
Dulcinea piensa que el dolor es romántico, 
y se exilia el corazón tras el desamor.
Yo te entrego el trébol de cuatro hojas, 
en el que la herida hace sanar a la herida,
como USA nos usa, 
cual Imperio que gana a la fuerza motriz
esa que une;
ese relámpago de sentido
en el que se vierte 
la verdad silenciada, 

pregúntale al dependiente de la hamburguesería 
al albañil del rascacielos, 

Qué es la libertad?

Y pueden que besen la cadena que les ata, 
tras el temor de la deportación o la hambruna,
 
vértigo de amar en este orilla, 
de neones y opulencia 
donde se dan las propinas con el corazón vacío, 
y todo es 
un renglón torcido de Christian Dios, 

Será que no llega el metro al barrio
donde me crie y me expulsaron?
y la línea 1 de mis venas,
arrastra sueños aún, y no sangre, 
en lo que dura este café en Reggio Cafe.



El café de Bob

 
En el café donde iba Bob Dylan, 
callo yo, la palabra herida, 
qué es este manantial de desolación, 
de un tiempo sin mayor deseo que el dinero, 
el poder con su usura, pero...

¿Dónde quedan las playas de arena sin pisar, 
dónde irán nuestras pupilas?

tal vez divaguen por Desolation Row, 
si hoy en Nueva York

te escribo a ti.


Cómo


Cómo pintar tu nombre
en un cielo que nunca fue nuestro
y hacer leyenda del fracaso,
en el que fuimos la sombra
de dos locos
amándose
tras los rastrojos del amor.

Cómo dibujar tu sonrisa
sin mancharse las manos
al trazar un cometa en este vuelo
de regreso a la ciudad sin nombre
donde sé bien que te cansaste
de esperar.

Quiero ser libre

 
Hace frío y viento
así se perpetua el silencio entre abrazos, 
sin espíritu ni forma.

Tanta gente con gente, 
tantas personas tan solas, 
que soy un prófugo del sistema, 
que de avión en avión asoma, 
raza peregrina 
en estos versos que te conté.

Sueño mucho, 
duermo poco, 
enhebro roto el tejido de araña
que el pasado enredó en mí, 
añoro el futuro, 
lloro y me emborracho
de la razón que tienen los locos, 
como el ausente despojo
de la flor de la memoria
que llevo en un país 
de un Imperio
y tantas bocas que gritan en silencio, 

-quiero ser libre, libre
quiero existir-


La noche de este amanecer

 
La lluvia del tiempo
resbala en mí, 

he sufrido el eco
de varios precipicios, 
y si he sobrevivido
es por verte venir.

La última pasión
de estos ojos de melancolía llenos, 
languidecen en relojes de Dalí, 
Havard es un camino
en el inquieto devenir del alma, 
cuando pude sentir sin fe.

Ahora en España
estarás ausente mirando 
orquídeas de papel, 
soy la traición del más fuerte
y el vino amargo 
que mi mente desprendió
la noche de aquella despedida.

Esa lluvia del tiempo,
permanece en ti, también,
mientras tambores sin réplica 
son estos versos 
que suenan en el vacío.

Tengo el sueño de temores llenos
cuando en los días venideros
idealizo la poesía para ahogarme
de verdad 

voy tropezando en tu recuerdo 
dulce y violento.
Dolorido y audaz.

La lluvia del tiempo
resbala en nosotros.