El cielo es el reflejo del amor
que no nos dimos,
mientras los barcos
surcan el río de nuestra historia
los tangos y milongas retuercen el sentimiento,
y de tanto
que el mundo nos ofrece
nada queda,
queda tan poco,
que solos ante el espejo
se nos desfigura el espejismo
de lo que fuimos.
En este mundo cruel donde
el más taimado y malo se cree vencer,
aún veo un rayo de sombra
que fulgurante en nuestra ilusión
eclipsa las verdades que nos vertebran,
cada vez más de mañana me levanto
para no saber quién soy, ni tú,
en este mundo
de aparente fidelidad,
y risas muertas.
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