Cansada de sentirte usada.
Yace tu cuerpo
como desahogo del guerrero manchado
y vacío
en esta guerra que es el mundo
donde
todo se compra, todo se vende,
todo se sexualiza, todo se golpea,
por el eco del ego del gemido
como pertenencia del otro.
Cansada, tú qué soñabas con muñecas,
y eres posesión o poseedora
de cárceles de oro;
de las 500 sombras de Grey
pero tal vez en el fondo se esconde el deseo de mirar a la poesía
llorando -sin querer-...
y observar lo que hicieron con la inocencia
para finalmente, maldecir al tiempo.
O que sientas que tu alma
reposa en un cuerpo sin más sentido
que sábados de fiesta,
y domingos abrazados al huracán.


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