Quizá viajar sea
huir de la traición de la gente que de cerca
te escupe a la cara,
o encontrarse a uno mismo donde nadie
pronuncie mi nombre...
ni el tuyo.
Quizá.
Quizá el amor sea
una flor que nació muerta,
el óxido de los días que se pregunta
a otra alma si hay respuesta
en el silencio,
en los besos
que se dan
por egoísmo, placer
o necesidad.
Quizá tu destino
sea un río sin mar,
un niño que ciego, mira la estrellas,
el resquemor de quien
siente las palabras ausentes,
los rompeolas de esta soledad.
quizá,
y el mío- destino de errar por el mundo
buscando sin buscar-,
sea el sudor frío de un aeropuerto,
la guerra que vendrá el domingo,
tu nombre en un poema ajeno,
estas ganas de llorar.
Quizá el viaje nos enseñe
aquello que hemos perdido ya,
huida, encuentro y reencarnación,
que confundido entre las cosas gráciles
y sensibles
ponga voz al viento,
letra a este verso
sentido a la sensibilidad
hecha canción.
Quizá.


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