Llegué tarde y te besé
como quien besa
el suave temperamento
de las horas felices,
llegué tarde, -como siempre-
y fui aquel
que rompió las flores
del insomnio
llevado por mareas grises.
Tan tarde
fui,
que nunca debí dejar de ser
quien se arremolinó en el tiempo
de la espera,
y tan tarde
dejé de soñar;
que todo es una promesa.
Llegué tarde
donde nadie me esperó
y sigo sin esperanza,
allí,
en el rincón donde no pensé
en la felicidad,
llegué tarde e hice canción
estas ganas de volverte a besar.
Tan tarde.
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