La desolación
de un mundo sin salidas,
de no tener más que todo lo que perdimos,
la nada (...)
esa tristeza que deja el sabor al tiempo
en los ojos de la nostalgia,
eso es lo que siento hoy,
en un día de octubre,
lo que siento por ti.
La canción de los días grises,
de jazz
que percuta mi alma,
la que siempre está ahí
aunque cambie el cuerpo
y el entorno,
aunque todo gire en aquella nada,
que, compañero, te conté.
La desolación es el precio
que tienen que pagar
las personas libres,
quienes no duermen el sueño
que fue alguna vez paraíso,
y se acuesta al lado de ella
el demonio,
mientras tú, amigo,
rezas al santo de la poesía,
una poesía como ésta
para huérfanos de amor,
para quien creyeron alguna vez
en el cariño.
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