Maldigo todas las poesías que no he escrito,
desvelando el nombre que ni supe pronunciar,
mañana es un ayer sin futuro, durante el hito
de ver tus ojos negros como la noche, en pleno mar.
Mi ira se vuelve quebranto que aúlla cual lobo
mientras yo solo sé de amnesia de causas perdidas,
de lágrimas entre la lluvia cuando estoy tan solo;
y odio los inocentes versos de amor eterno, de heridas.
Y entre tanto maldecir, mis versos extrañan creatividad,
cada vez más resignado a perderme en un cruce de caminos
cual peregrino, que rompe la lanza de la libertad,
la avaricia será ley, pero su voz no será el eco del destino,
ese por el que me pierdo buscando a quien me haga soñar
con ser un poco más yo en este mundo cruel y mezquino.
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