Sé que duele soltar
lo que creías eterno,
pero el desamor guarda la voz
que habla en esta quietud
donde no fue tanto lo perdido
si vuelves a mirar el cielo,
y a tener fe a orillas de lo que
un día fue vuestro.
Verás que la ceguera hoy
no te deja mirar,
hay tanto por lo que vivir,
por lo que luchar (...)
que él pudo ser todo
pero también es nadie
en este mundo de gente;
de ti depende
cómo lo razones,
y te puedas guiar
en el palpito que brilla tras el fuego
de tu libertad.
Hay momentos que
más que aprender a dejar ir,
lo difícil es emprender
un nuevo camino,
seguir trazando en el cielo
la estela de lo que fue,
(entre todas)
aquella estrella fugaz,
sé que castiga el dulzor
del recuerdo,
sé que da pena la alegría
que en el espejismo de la vida
te hace creer que nunca más
volverá.
Pero nos confundimos al creer y querer;
hay tantos corazones rotos en este lago
de hielo,
hay tantas voces sordas
que sin tú intuirlo,
te echan de menos,
que ni él te robó la sonrisa,
ni tú estás esclava a un pasado
que en medio del extravío,
te arrastra el ideal.
Toda verdad esconde una mentira,
y en este caso es la vida que
con su desamor maldito
te hace pensar que no vales,
que no puedes...
cuando has demostrado tantas veces
que una loba herida
y guerrera sin armadura como tú,
resurge una y mil veces
de las sombras infinitas,
para volver
y volver
y volver a abrazar el arcoíris
en tu bello corazón.
Te quiero.
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