Tu dulce aliento al dormir
lo recuerdo como el aire de las nubes
que desde un avión
mece la templanza
de mi viaje sin regreso.
Y es que estamos solos
y estando contigo
el mundo vuelve a crecer a nuestros pies
en nuestras raíces heladas
por glaciales de palabras
que hablan sobre el secreto del universo
y en realidad
no dicen nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario