El pacto en nuestras venas,
la quintaesencia de la piel,
ser del firmamento la estrella
y creerme con una luz tan pequeña
que sólo queda en mí
aquello que se fue.
Pacto de guerra o amor,
lunas que mudan con el tiempo,
no ser nadie más que yo
el que busca la libertad
por las comisuras del cielo.
Tú no tienes la culpa
de sentir como sienten los dioses
la vida es un placer efímero
o el alimento maldito
como veneno de mil hombres.
Agónica espera que se retuerce
y sucumbe al cansancio,
tras el sol de la última noche,
y nadie espera en la estación
que entre brumas cada mañana
nuestro corazón se esconde.
El pacto en nuestras tristezas
en nuestras alegría,
y la paz.
Quise volar sin alas,
y el tumulto de una playa
se aleja ante la marea
y frente el vendaval.
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