Érase una dentadura de caballo
a una mona pegada,
no sonrías, por favor,
que me matas;
vas de alternativa
pero de arte no tienes nada,
ridícula versión de ti misma
la que se recrea en tu envidia
cada mañana.
Crees dar amistad pero hartas,
eres viejoven
de dignidad acabada,
ni poesía supiste hacer
mientras las heridas vuelcas sal,
y es que no hace falta que vengas ya
al hospital.
Érase una dentadura de caballo
a una mona pegada.
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