Nos queda la alegría como pan de pobre,
como luciérnaga de día,
nos queda la revolución pacífica
de tus rebeldes estrofas
por un mundo mejor.
Las que guardan en el amor,
el escudo y la lanza de cada latido,
de los pueblos que sufren
y los amantes invisibles.
Tenemos tras el horizonte la lumbre
con el fuego de millones de pupilas,
que ardieron tras el estruendo de sables,
motivos por re-escribir la historia
en el relato olvidado
que ha de venir.
Somos corazones puros;
anécdotas de letra y suspiro helado,
quedan entre las grietas
de la cicatriz de la historia
un paraíso desierto,
la fuerza que mueve la literatura
alrededor de un mundo triste y cansado.
La Revolución de la palabra;
al Caer sin redes.
Nos queda la lucha entre tantos
falsos progresistas,
y enemigos del planeta;
nos queda…
el lunar en la espalda
de aquella mujer perdida
por el mudo rincón de nuestra voz.
Y es que compañero;
aguerrida verdad de deseos y espejismos,
poeta del norte que juega con palabras
entre Les Rambles y el Gótic,
a dibujar paraules de amor sentzilles i tendres,
en la búsqueda de la justicia y la luz;
te conozco sin conocerte
destino que se cruzó en el cruce de este presente,
palpito tras la huida
de versos que alimentan el alma,
y abrigan el corazón.
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