La violencia dulce de tus miradas
que pone en mí
tus manos invisibles
para creer que otro mundo es posible,
más allá de las palabras
a tantas realidades tristes.
Los ojos cerrados
que se desvelan y me desnudan
con tus manos ya cortadas
por el viento
de esta fatiga que da sentido
al temor.
Y la vida es como una vela prendida
que se ve
temblando
ante al tempestad
y el desamor.
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