miércoles, 20 de diciembre de 2023

Loko

 


Estoy loco, sí, pero por ti, 

ya lo cantó Quique González en su canción, 
como yo lo escribo en mi poemario
que nunca lees y te recito cada día.

Estoy loco por ti, 
quisiera ir a tu oficina y arrancarte la blusa
para recoger las flores presas en tu sujetador
loco con los papeles que perdí, 
y tú cuestionas si esta locura puede ser peligrosa (…)

tal vez sea la única forma que se tenga de amar y sentir
en este mundo de likes reprimidos 
y miradas que quieren ser el subtítulo
a escenas tórridas en los baños de los bares
y los backstages donde la punta de mi lengua
jugaba a resbalarse con la primera arruga húmeda
de tu clítoris.

Otros tiempos, loco, sí.
Ángel maldito, canción de amor
que viaja en carretera,
Roma en la maleta, y tu tentación
baja resbalando como lágrima de deseo
por las piernas.

Estoy loco, sí, pero por ti, 
por la vida, por perdernos
en la autopista esa que dicen que recorre
Latinoamérica como nuestras venas, 
o perdernos por el tren 
ese que cruza Siberia
para acabar con todas las guerras, 

Loco, al que temen o ya dan por vencido, 
loco que venció a la muerte
si encontró en un poema la eternidad
del olvido, 
loco que fue gitano bueno en un barrio malo, 
que fue universitario torpe en una académica lección, 
que fue paciente sin paciencia en un hospital, 
y oficinista en los sueños que renacen
de nuevo;

y recoger las flores presas en tu blusa
que vibra al sentir mis versos por dentro
y las onda como en un mar
afloran en el exterior
para que nos abracemos el alma
como dos locos más en el manicomio de la vida
capitalista, material y mezquina
que pudimos cambiar con el beso nuestro.



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