En aquel cine éramos dos almas,
alrededor de todas las galaxias
que meroneaban
por las calles y bares,
Y nunca es sufciente
porque teniéndote
siempre fuimos más,
porque el temor no basta con el amor,
y fuimos dos
en ese cine aquella vez,
quedan en el recuerdo que es el latido,
de tantas veces olvido,
del demasiado tarde,
para rescatar la luz en el mundo
que cada cual eclipsa.
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