El tiempo reza olvido
entre tanto dolor,
y releo como dijo
el poeta,
no te juzgues sin tiempo (...)
Porque lo malo se hace bueno
cuando después de una derrota
vuelves a caminar,
siempre.
Viajo para acordarme
de dónde vengo,
perdiéndome en la indiferencia
de las nubes.
Si ves pasar un avión,
salúdame desde la terraza,
yo brindaré por la tempestad
que vendrá,
intuyendo
que es tan parecida
como la que cada día,
nos asalta.
Esta melancolía alegre,
no entiende de dios,
ni de juramentos;
llevo de equipaje
los deseos que flotan
en una ansiedad
de olas que vienen y se van
como personas, como ausentes...
como la vida
y su sortilegio
de un amor que se acaba,
frente mil destinos que vendrán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario