Abrazado al vacío,
que desde la ventanilla del avión
me mira,
como lo hacías tú
sin alas en el viento,
voy contando las partidas
cuales días
en los que me supe eterno.
Con esta nostalgia
que siente aquel
que huye de todo compromiso,
arrojado a manos de una huida;
mi ausencia llena de distancia,
te piensa
en este viaje
a África.
En esta evasión de libertad
llevada por el tiempo.
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