La brisa del océano Atlántico,
besa mi pupila herida,
anhelo peregrino
en el café a destiempo
que te sueña, y te mira,
Esa brisa entre los acantilados
deja de un lado nuestra risa,
Pasos viajeros
que se marchan
siendo encuentro
y no huida,
Quiero con desengaño,
desvelado en el arte de esta,
mi verdad,
y aunque regalo el corazón a todos,
no me ato a nada,
anclado en bucle
a cientos de despedidas.
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