Te deseo,
a pesar que ya el tiempo
parezca no transitar
en los recuerdos,
como la herida que eres,
que vuelves tras los años
bestiales de necesidad
tras el viento.
Deseo del amor,
que llovizna en el rincón
donde esperan los presos,
te deseo como la luz,
como el crisol encendido
que lleva la espera sin esperanza,
dentro mi pecho.
Deseo malsano,
animal que pierde el orden,
la ley, el respeto,
y veo en ti
la fuente que arde en la locura,
la montaña de arena
de nuestros cuerpos,
que no se desmoronan a pesar
de los siglos venideros.
Deseo, te deseo. Deseo.
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