Me sumerjo
en las últimas horas de este desvelo,
de un viaje ardiendo
en las pupilas;
universo dentro de mi pecho,
que se proyecta
en unos brazos ausentes;
poesía (...)
que se va y no vuelve,
más que a encender una llaga
tan adentro.
Me ausento de tu imagen,
y todo sobra,
porque nada me basta ya,
al perder la cuenta
de tantos aeropuertos
sin llegadas a ti.
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