Somos frágiles en nuestra fortaleza,
debemos endurecernos
y nos ahogamos en un ronquido,
somos fuertes en nuestra eterna debilidad.
Y la locura que ronda
las visiones de siglos pasados,
esas coincidencias
de un destino pactado (o no)
que nunca dejará de volver a ser nuestro.
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