Es incierta la brisa de tus labios,
es todo una duda eterna,
en un desliz del destino,
tus ojos; la quietud
en un mar
donde no se envuelve en sí mismas
las olas.
Y los barcos encallan
por las voces de sirenas
que se repiten en mi vida.
Tan débil y tan fuerte,
qué desconcierto a la muerte,
a la locura, a dios.
Tú, la que pierdo cada mañana,
sabrás que no seré suficiente para ti
pero mi Universo
es infinito en este abrazo.
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