El 16.
En tus ojos de sombra
adivino el desvelo del porvenir,
cuando se para el tiempo cada mañana,
y en esta parada, cruza mi corazón
como quien tiembla en pleno edén,
a través de tus ojos pequeños
tras esas gafas,
y se avecina el bus 16.
Dicen que en Tavernes Blanques,
nace o muere mi paraíso,
pero en la parada,
si eres real, serás,
por siempre bella,
de ti a mí, de tu coqueta
sonrisa risueña,
en la celda de nuestra libertad.
No sé tu nombre,
quizá si conociese tu realidad,
un solitario gorrión reviva tras su tristeza,
profesora de lengua
como mi truncado futuro-te imagino-,
tiñamos de poesía esta rutina
sin sentido,
hagamos el amor en la distancia,
que nos imponen maldiciendo
la injusticia de un viaje sin fe,
si tú por siempre serás
mi secreto
al pasar el bus 16.
Esa sonrisa invisible en tus labios,
que no cuenta tu miedo al hablarme
en silencio,
la luz de tu cansancio,
es el faro de esos hoyuelos,
mi amante invisible
cuando llegamos al destino
con la jornada de trabajo
y la recompensar de volver a ver a ti.
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