Quieres saber cuánto te quiero?
Cuenta las olas,
las horas
del prisionero.
Ella se fue callando lunas
en un cielo de nicotina y dolor,
y no hubo despedida,
aunque nuestros corazones
eran guerreros por lo auténtico
de un mundo roto.
Ayer no era más que un hoy cansado,
tan en vilo que el tiempo
fue arrastrando olvido,
ella era la que perdí
en tantas ocasiones,
mi forma de vivir, rota,
y sediento de elixir,
era incomprensible para ella,
(la que sigo perdiendo
en este verso)
Y el mañana no es más que mascaras,
un adiós que agoniza.
Mi forma de vivir,
bohemio que yerra en locura
y genialidad,
quiso ser desvío de la luciérnaga en las horas
de lucha en plena
soledad.
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