Somos el tiempo desesperado;
el último segundo que vacila,
la soledad del viajero
acompañando la violencia y el amor,
en esta vida.
Somos la duda y el infinito,
el último segundo antes de renacer,
precipicio caído
de los que han creído
en que después de amores malditos,
vuelve la vida a ser,
Ser, como esencia del tiempo,
como pasado indiscreto
de una triste mentira,
que merece la pena besar.
Partícipe de un cuento
que habla del firmamento,
cuerpo y carne
que lamenta nacer y maldice soñar.
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