Vendaval

 

El hechizo de tu mirada
lo confundo con el sol;
con la lumbre de los sueños por cumplir,
resuelvo en un suspiro cada cosa pendiente,
porque esta suerte es la desgracia
de la vida que tengo
sin tenerte
junto a mí.

Y viajar es saber que
no eres un muerto que respira
entre rutina y ansiedad,
tanto desengaño
tanta violencia al alrededor anida,
que levanto el hacha del guerrero,
y aunque todo es imposible
(te espero)
como la esperanza ya cansada de esperar.

Te quiero demasiado para quererte de verdad,
porque mi latido aún me duele,
ceguera de una sombra que huye,
y me hielo con este aire que arde en las heridas,

de esta puta mentira
llamada realidad.

Eres una luna mortecina
que ampara el cielo,
aunque dicen que
amor que das es
amor que recibes;

el mundo gira,
y alrededor del miedo,
tiene su cobijo la maldad.

Las ruinas del tiempo no deja cómplices
deja olvido lleno de polvo
en cada embestida
en la que juré tanto
que todo es desconsuelo
en esta mente mía
tan maldecida
como santa
locura hecha
poesía y vendaval.