Tus ojos son llamas negras
que evocan la hoguerade mi desolación.
Tienes el alma llena de pena
y mi triste alegría es todo lo que te puedo dar.
Nunca me confesarás que me quieres
yo nunca te lo podré decir,
el mal trago de haber pasado
de ser niño a anciano
en aquel suburbio del extrarradio
me hizo soltarme de tu cintura
para querer agarrar el aire
que me empuja a huir.
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