Expulsado del paraíso
sin mayor razón ni luchaque las horas por venir,
que las lunas rotas en este vergel
podrido,
entre tanto odio (guerra)
y en tus ojos claros
el intento fallido
de ser por siempre niños.
Ella se enamoró de un poeta
sin saber que la poesía vivía en su corazón,
despertarla era cuestión de cariño
y tiempo,
para que en lo que dura
lo que no era de ellos,
la libertad corrió ríos
por la playa siempre temida
del desamor.
Expulsado del tiempo
de las hadas vanidosas de la dulzura
en vorágines de ego.
Ella besó la sepultura
en los veranos repetidos
tras tanto que se dijeron en la vida
a través de este eterno silencio.
Él rompió su camisa y su clero;
¿cómo enfrentarse al ruido
que hace la amenaza inexistente
de aquello que creyeron? (…)
En un viaje los dos se encontraron
y en lugar de estar entre multitudes
solos se miraron,
se besaron
y la historia empezó a acabarse
de nuevo.
El amor es poder elegir a todos, a todas,
pero quedarte y apostar por ese alguien
que soñó un día con una canción
para los 2.
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