lunes, 23 de septiembre de 2024

Grito eterno


Ya no recuerdo de donde vengo, 
tal vez de un pueblo maldito, 
de un barrio en los subsuelos del olvido, 
vengo de las sombras de voces milenarias
atravesando mis pupilas de lince, 
ya no recuerdo cual ha sido mi estirpe 
tan alejado de todos
pero con la esencia de aquellos
que sueñan la pesadilla de estar vivos.

Puede que esto haya sido un espejismo, 
tal vez,
y el arte sea la escusa para no volver a caer
en las fauces de un destino que va desmembrando
mi halo de luz entre las garras de dioses hambrientos, 
y puede, tal vez, que me haya chivado la lección, 
escapando de los mandatos de esta sociedad sin corazón
la ayuda de Prometeo.


Sólo sé que el futuro es una construcción
que edifica el sueño que hoy atesoramos, 
que somos carne en la piel del alma 
de humano que se quemaron con la lumbre de tanta claridad
en el juego de lo divino, 
perdimos el rumbo de vuelta al hogar, 
y ahora ya es tarde, 
se hizo tarde, 
cuando la muerte llegue, 
págale una ronda, 
y del vino o la cicuta
descubrirás de donde vengo, 

porque ha sido una revelación
todo lo que callo en mi grito eterno.




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