No, no morirá la poesía
porque estamos hechos, no sólo de logaritmo,
sino también de imaginación.
No, no morirá los versos benditos
que me dan forma;
que nos besa en la distancia
a los dos,
porque el tiempo es el consuelo
de lo incierto,
la raíz cuadrada donde crece el árbol
de la vida.
No, no morirá la poesía,
porque es espejo de amor y odio
porque es paisaje nuevo
en este desierto que hoy nos inunda.
No, no morirá
porque la herencia de las palabras
quedan en el nicho de la vida
como Prometeo que rescata la llama
y te la entrego en unos versos
que sólo quieren decir:
Amor, luz, oscuridad, muerte.
No, no morirá la poesía.
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